Un mes más, el Papa Francisco invita a toda la Iglesia a unirse en oración, en esta ocasión por las parroquias de todo el mundo.

Todos los bautizados en algún momento de su vida, tienen un contacto con una parroquia, no solo como estructura arquitectónica, sino también con la comunidad de fieles que la forman y le dan identidad.

Muchos de los católicos de este mundo, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, guardan recuerdos de toda su vida -desde la niñez, pasando por la adolescencia hasta la adultez-, que tienen como escenario la parroquia del barrio y su comunidad.

Recuerdos de catequesis, convivencias, campamentos, peregrinaciones, aprendizajes, alegrías, oración, y crecimiento en la que, por momentos, se convierte en la segunda casa de un bautizado.

Ese espacio en el que las experiencias fueron muchas, que fue y es testigo de tantos momentos importantes de cada uno, que siempre está presente, abierto, disponible para el que lo necesite.

Pero a una parroquia, no la hacen solo los ladrillos, la verdadera parroquia es la que hacen las personas que forman la comunidad alrededor de Cristo. 

Una persona, no sólo es recibida por la parroquia, sino que comienza a formar parte de ella, para recibir, pero también para dar.

Así, se convierte en la comunidad cercana que, una vez, lo recibió a uno.
– Para que la parroquia sea para todos un espacio «sin burocracias, centrado en las personas, donde encontrar el regalo de los sacramentos»,  como dice el Papa Francisco en el Video del Papa de febrero.
– Para convertirse en el testimonio que una vez recibieron.
– Para que la parroquia vuelva a ser «escuela de servicio y generoisdad» como invita a ser el Papa.

Con la comunión en el centro, la eucarística y la comunitaria, las parroquias pueden ser comunidades de fe, de fraternidad, de acogida a los más necesitados; en la búsqueda audaz y constate  de un estilo nuevo, que refleje a Jesús y su Buena Nueva.

Como ciudadanos que están de paso, de «prestados» en esta tierra, las parroquias son reflejo de la Nación de Cristo.

Junto al Papa, la Iglesia porteña también pide por todas las parroquias, especialmente por las de la Arquidiócesis de Buenos Aires.