Los campamentos de verano son una de las actividades más elegidas por las parroquias y comunidades para crecer en comunidad y trabajar la fe en contacto con la naturaleza.
En la Arquidiócesis de Buenos Aires, los destinos, las actividades, las edades y los grupos de campistas son variados.
Algunos de ellos compartieron sus testimonios de la experiencia con En Camino:
Parroquia Nuestra Señora de las Nieves – Liniers
Los grupos de jóvenes de secundario y universitario, entre 14 y 21 años, de la Parroquia Nuestra Señora de las Nieves realizaron un campamento de 9 días en Bariloche.
La experiencia fue «una escuela de vida», una oportunidad para aprender a sobrellevar las incomodidades, trabajar la solidaridad, el compañerismo y la autosuperación, en contacto con la naturaleza.
Nueve días que reflejan una evolución en la actitud, maduración y crecimiento del ser en la convivencia, el compartir y la ayuda mutua.
Los campistas se alternaron para realizar las actividades de servicio, orden y limpieza de los espacios comunes en la casa que, por esos días, fue la naturaleza.
Para la comunidad de las Nieves, la clave estuvo en observar la inmensidad de la creación, la pureza y la paz del lugar, la oración comunitaria y personal y la adoración a Cristo Eucaristía en medio de la naturaleza.
El campamento ayudó a que grandes y chicos pudieran desconectar de la rutina durante el año, para conectar con el Jesús vivo en cada uno y en la creación.
Parroquia Nuestra Señora de la Misericordia – Mataderos
Lo lindo de compartir en comunidad es aprender los unos de los otros.
En la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora de la Misericordia, el campamento fue una actividad conjunta entre el grupo de jóvenes, algunas familias con sus hijos, los coordinadores y sacerdotes.
Ocho días en Bariloche en el que pudieron meditar y crecer en la unión, la misericordia, la comunidad, la familia y el compartir.
Organizados por comisiones que prepararon la logística de las comidas, los juegos, actividades, encuentros y momentos de oración, vivieron una experiencia de la que sacaron muchos frutos.
El paisaje los invitó a dejarse sorprender y admirar por Dios, una inyección de Fe aplicada por la inmensidad de la naturaleza.
En la convivencia, pudieron recibir y entregar con el ejemplo, un testimonio de cómo vivir la fe.
Al compartir la misa en la naturaleza cada día, la comunidad de Misericordia rebasó de agradecimiento a Dios por tan enriquecedora experiencia.
Parroquia San Pedro Apóstol – Monte Castro
El grupo Scout de la parroquia San Pedro Apóstol, organizó un campamento en Pontevedra, Provincia de Buenos Aires, para las cuatro ramas Scouts, con chicos de 7 a 21 años.
La experiencia fue una oportunidad para profundizar en los valores del compañerismo y el trabajo en equipo aprendidos y desarrollados durante el año.
El hecho de encontrarse en un ambiente no habitual y convivir con personas ajenas a la familia, permite crecer en el servicio y la amistad, donde se transmite y vive la fe.
Organizados bajo un cronograma de horarios, con actividades por rama y para todo el grupo, bajo un lema común; los Scouts realizaron construcciones con elementos de la naturaleza y disfrutaron del reunirse junto a un fogón.
Compartir lo lindo y lo feo de esos días de convivencia, superación, alegría y creación de recuerdos, es lo que permite aprender y crecer de la vida de grupo.
Lo importante es agradecer y reconocer en la naturaleza, la obra y el regalo de Dios.
Muchas otras comunidades de la Arquidiocesis han disfrutado de Campamentos para crecer en la fe y la oración en el contacto y la convivencia en la creación.
La Iglesia porteña se une en oración por los frutos de las experiencias compartidas.