El arzobispo electo, Monseñor Jorge García Cuerva, envió un saludo a la comunidad arquidiocesana luego de recibir el palio de manos del Papa Francisco, en la festividad de San Pedro y San Pablo.
El arzobispo electo de Buenos Aires, Monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, se encuentra en la ciudad del Vaticano donde recibió del Papa Francisco el palio arzobispal para su nueva misión apostólica en la iglesia porteña.
García Cuerva participó de la Santa Misa en la Basílica de San Pedro celebrando la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo Apóstoles, el día del Papa.
En su homilía, Francisco se inspiró en la pregunta que Jesús dirige a los discípulos, «esta es la pregunta fundamental, la más importante: ¿quién es Jesús para mí? ¿Quién es Jesús en mi vida?», dijo el Papa.
En una gran catequesis, Francisco sostuvo que: «la respuesta de Pedro se podría resumir en una palabra: seguimiento. Pedro vivió en el seguimiento del Señor». Mientras que «la de Pablo fue el anuncio, el anuncio del Evangelio. También para él todo comenzó por gracia, con la iniciativa del Señor».
El papa afirmó que: «Pedro y Pablo, dos Apóstoles enamorados del Señor, son dos columnas de la fe de la Iglesia». Y fue en esta importante solemnidad donde los obispos recibieron su palio para las misiones que a cada uno le toca.
Monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, que celebrará la misa de su inicio pastoral el próximo 15 de julio a las 14hs en la Catedral Metropolitana, envío este mensaje para toda la comunidad arquidiocesana.
Significado del palio arzobispal
El palio del arzobispo es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos y recuerda la unidad con el sucesor de Pedro. Es una banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, que significa que el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales -prudencia, justicia, fortaleza y templanza- , teñidas de púrpura por la fe en la Pasión de Cristo.