Cooperativa Textil de San Cayetano
Texto Claudia Cabrera. Revista Comunicarnos
La comunidad de San Cayetano, ubicada en el servicio social de Cuzco 200, del Santuario, ha sido testigo de un proyecto que ha transformado la vida de jóvenes en situación de calle y en proceso de recuperación del consumo. La cooperativa textil de San Cayetano se ha convertido en una fuente de esperanza y oportunidad para aquellos que luchan por reconstruir sus vidas.
El proyecto nació en el 2019 como respuesta del Hogar de Cristo San Cayetano, un dispositivo que acoge a jóvenes con adicciones y los acompaña en su proceso de recuperación, brindándoles apoyo para encontrar vivienda y un lugar donde dormir. Rosario Anchorena, presidenta de la cooperativa, comenta: «El hogar tenía a los chicos que iban terminando su proceso de recuperación y era muy difícil conseguirles un trabajo». Ante esta situación, surgió la idea de crear un emprendimiento que generara oportunidades laborales y así nació la cooperativa textil.
Al principio, la cooperativa contaba con máquinas de coser donadas, pero ninguno de los jóvenes sabía cómo utilizarlas. A pesar de esto, decidir seguir adelante y aprender sobre la marcha. Arrancamos con eso y un poco de serigrafía, y arrancamos muy de a poquito», afirma Rosario. Durante la pandemia, la cooperativa experimentó un crecimiento significativo al enfocarse en enseñar a los jóvenes hábitos laborales, además de generar ingresos. A través del ejemplo y la práctica, lograron superar obstáculos y demostrarse a sí mismos que eran capaces de producir hasta 500 barbijos al día.
La cooperativa ha trabajado en colaboración con empresas como Cromosol, que les contrata para confeccionar ropa de trabajo. Comenzaron realizando prendas simples, pero con el tiempo han mejorado su calidad y ahora entregan productos de alta calidad. También han trabajado para parroquias y hogares, confeccionando remeras y otros productos.
Además de la cooperativa textil, en el 2021 se inició un nuevo proyecto llamado Digna Textil, coordinado por Gabriela Blanco. Este proyecto se enfoca en la reutilización del residuo textil y está destinado a mujeres en situación de vulnerabilidad. Se les brinda capacitación en técnicas de reutilización y se les da la oportunidad de trabajar en la cooperativa. Esta iniciativa busca abordar los desafíos específicos que enfrentan las mujeres en su inserción laboral, considerando sus responsabilidades de cuidado y ofreciéndoles horarios flexibles.
Con respecto a esto Gabriela explica: “Se pensó en las mujeres porque la inserción laboral en mujeres es mucho más difícil. Entonces, damos un espacio para ellas y también porque muchas veces, cuando vos creas, una jornada de trabajo está pensada obviamente con la realidad de los varones que en general no tienen tareas de cuidado y en el caso de las mujeres, la mayoría tienen el cuidado de sus hijos o de algún otro de su familia, entonces también es pensar una dinámica de trabajo con esa realidad que se hace cuando un hijo se enferma y se tiene que faltar el trabajo bueno, pensar un sistema de recuperación de día de trabajo, horario de trabajo también pensando en torno a esa realidad, hoy comparten lugar con la cooperativa San Cayetano en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD), siguen dando todo el conocimiento y las máquinas y todo lo propio del oficio textil. En cuanto a la cantidad mañana entran tres a trabajar, que terminaron el período de capacitación ya hay siete trabajando mantenemos ese mismo número otras están en la cooperativa pasaron por Digna y están trabajando jornada completa”.
En la actualidad, la cooperativa cuenta con alrededor de 45 personas trabajando en conjunto con Digna Textil. Además, han expandido su labor a la ciudad de Chascomús, donde brindaron empleo a nueve mujeres provenientes de un comedor local. A través de una logística bien organizada, reciben el trabajo desde San Cayetano y envíen las prendas terminadas.
El CMD ha sido un espacio fundamental para el desarrollo de la cooperativa. Gracias al apoyo del Ministerio de Desarrollo de la Ciudad.
Además, la cooperativa ha establecido alianzas estratégicas con otras organizaciones y empresas sociales que comparten su visión de generar impacto social a través del trabajo. Estas colaboraciones han brindado oportunidades de crecimiento y desarrollo a los miembros de la cooperativa, al abrir puertas a nuevos mercados y proyectos.
Uno de los logros más destacados ha sido su capacidad para generar un impacto positivo en la comunidad. Más allá de proporcionar empleo y oportunidades económicas, han creado un espacio de contención y apoyo para los jóvenes en proceso de recuperación, fomentando su empoderamiento y promoviendo su integración social.
En resumen, la cooperativa textil de San Cayetano es un ejemplo inspirador de cómo el trabajo y la colaboración pueden transformar vidas y comunidades enteras. A través de su compromiso, perseverancia y pasión por el emprendimiento social, han logrado empoderar a jóvenes en situación de vulnerabilidad, brindándoles una oportunidad real de superación y contribuyendo al desarrollo sostenible de su entorno.
Pablo Hernández, el fundador de la cooperativa, desafortunadamente falleció en julio del año pasado. En relación a este triste evento, Rosario compartió sus sentimientos, diciendo: «Es importante destacar la presencia de Pablo. Su pérdida fue inmensa y todavía no hemos superado completamente ese dolor. Sin embargo, seguimos adelante con determinación, poniendo nuestro máximo esfuerzo en este proyecto y en todo lo que hacemos».
A pesar de la ausencia de Pablo, su espíritu y legado siguen vivos en la cooperativa textil de San Cayetano. Sus ideales de generar impacto social y brindar oportunidades a los jóvenes en situación de vulnerabilidad refuerzan guiando el trabajo y la dedicación de todos los miembros.