Texto: Amanda Micolucci – Servidora Santuario de San Cayetano.
El Santuario de San Cayetano, un lugar como pocos, ubicado en el barrio de Liniers donde pasan todos los días miles de personas para ir a sus trabajos, un barrio sencillo con gente trabajadora que siempre se hace un momento para pasar a saludar a su amigo, ese que siempre está, que escucha, al que le dejan escrito lo que necesitan, del lugar que nos llevamos agua bendita para nosotros, nuestros amigos, compañeros de trabajo o alguien que nos enteramos que está enfermo.
En este lugar todos somos iguales, se mezclan los peregrinos que pasan y los que se quedan como servidores, los que llegaron hace mucho o los que llegaron ayer. Este no es un lugar donde se habla de solidaridad, se vive en carne propia, es un lugar bendecido especialmente por Dios que trabaja desde siempre para el que menos tiene, desde ellos y para ellos. Acá la mayoría de las donaciones las alcanzan los trabajadores, jubilados que dejan una notita pidiendo disculpas por no poder dejar más, las personas que alguna vez fueron asistidas porque se quedaron sin trabajo, estuvieron enfermos o cualquier otro contratiempo y recibieron alimentos, abrigo, remedios, una palabra de los sacerdotes o se los capacitó para poder conseguir un trabajo entonces entienden lo que otros hermanos pasan hoy y siempre son parte del Santuario, ellos devuelven con creces lo recibido, nunca lo olvidan y también vienen como voluntarios. Atrás de todas estas donaciones hay un montón de personas que cada día vienen a colaborar, a atender, acomodar, cocinar, separar ropa, atender las duchas y tantas tareas que hay que hacer para que todo sea posible. Hay un grupo de voluntarios cada día de la semana para preparar la cena que se sirve todos los días de la semana, un lugar donde se clasifica lo que va llegando, lo que dejan con tanto esfuerzo cada uno que visita el lugar.
Los peregrinos no traen lo que les sobra, traen con mucho sacrificio lo que piensan que pueden necesitar sus hermanos, nunca piden solo para ellos, piden para los demás, por la Patria, para todo aquél que necesite, saben que San Cayetano es el santo de la providencia, el siempre da y da en abundancia, siempre algo se encuentra para ayudar. Como cada santuario tiene su propia esencia, acá los sacerdotes están todo el tiempo junto a su pueblo, listos para atender los problemas de cada uno, de escuchar a todos. La ofrenda se recibe con mucho respeto, se selecciona, se trata de ayudar a otros lugares que no tienen posibilidad de vivir esta bendición.
En San Cayetano la solidaridad es capaz de no tener límites, es capaz de organizar una cena de navidad para todos aquellos que no tienen donde esperar el nacimiento del Señor, de recibir cada día 7 a todos los que lleguen a su casa. Eso es reflejo de la vida del Santo, el dio todo por los más necesitados.
San Cayetano te pedimos que cuando veamos a un necesitado corramos en su ayuda como vos lo haces, danos fuerzas para superar nuestra debilidad, que podamos imitar tu generosidad, permítenos copiarla y así hacer ver la misericordia del Padre. Ser los que consolamos, dejar ser consolados, ser pacientes y ofrecer esperanza. Permítenos ser puente, como San Cayetano, para servir a los más humildes y necesitados. Danos el honor de ser servidores, de ser capaces de transmitir tu solidaridad y misericordia siempre. Señor, danos tu perdón cuando no podemos mostrar tu amor al mundo.