Los Voluntarios de Cáritas tuvieron su encuentro anual en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires, en el que compartieron una meditación del Arzobispo Jorge García Cuerva, un momento de adoración eucarística y un tiempo de diálogo para renovar su misión en la Arquidiócesis.
El hall del Seminario Inmaculada Concepción en calle José Cubas, se llenó de aroma a café para recibir a los voluntarios de Cáritas de toda la arquidiócesis. Las expresiones de reencuentro y los saludos se mezclaron entre pancitos y budines.
Con rapidez, las sillas de los salones principales del Seminario se fueron ocupando, y la jornada de trabajo comenzó con la entrada de la imagen de la Virgen y la disposición de una mesa y un pizarrón con las notas del Arzobispo en el escenario.
Jorge García Cuerva comenzó su reflexión agradeciendo el servicio de Cáritas en Buenos Aires y propuso un desafío: «Volver a ser conscientes de que mi misión, mi servicio es concretar en hechos el amor de Dios hacia los que sufren. Mostrarle a los que sufren cuánto Dios los ama y ayudarlos a ponerse de pie».
Para ello, propuso varias claves de acción, a partir del Evangelio del ciego Bartimeo de Jericó, bajo la luz de las palabras del Papa Francisco en Evangelii Gaudium. «No somos el club de fans de Francisco. Tenemos que convertir en hechos su magisterio», manifestó.
Las claves de Mons Jorge García Cuerva para la misión de Cáritas
La primera clave que planteó el Arzobispo fue si «tenemos el gusto espiritual de sentirnos pueblo». Esta frase disparó la reflexión sobre cómo es la relación con los que se acercan a Cáritas, cómo se recibe a la gente por parte de los voluntarios.
La segunda clave: «Los pobres para Jesús no son anónimos, son personas con nombre y apellido, con historias, con dolores, con esperanzas. Qué lindo que en nuestras Cáritas llamemos a las personas por su nombre». El padre Jorge advirtió contra el dirigirse despectivamente hacia los que más sufren.
Tomando las palabras del Papa en Evangelii Gaudium, recordó el llamado de los cristianos a «escuchar el clamor de los pobres», y destacó que hay que hacerlo «con el oído atento, porque hay un clamor silencioso», refiriéndose al clamor de aquellos que ya no tienen fuerzas para gritar.
La tercera y última clave de García Cuerva: «Lo importante es tener ganas de cambiar, de hacer las cosas de otra manera, porque eso es propio del Espíritu Santo, la renovación».
Para todo, el Arzobispo insiste en la necesidad de «contagiar la alegría y el entusiasmo que nos genera el saber que Jesús está vivo», y de darle lugar a los más jóvenes en todos los apostolados y servicios de la Iglesia porteña.
El sueño del Arzobispo para Cáritas Buenos Aires
García Cuerva concluyó su prédica con una metáfora para explicar la función y el lugar que tiene Cáritas en la misión de la Iglesia Porteña: «Para mí, Cáritas es el paraguas de la caridad en la diócesis».
Bajo ese paraguas se encuentran todas las obras de caridad: el roperito, la distribución de alimento, la oficina de empleo, los talleres, las Casas de la caridad, el área de salud y hospitales, economía solidaria, Noches de la Caridad, etc.
Luego de un momento de adoración Eucarística, los voluntarios se reunieron en pequeños grupos para conversar sobre la renovación de su misión a la luz de las claves propuestas por el Arzobispo y según las realidades de cada comunidad.
El encuentro concluyó con un espacio de preguntas que Mons. García Cuerva respondió para ampliar y clarificar su sueño para Cáritas, porque para él «la caridad es el corazón de la diócesis».