La Fiesta de Corpus Christi se celebró hoy en la Ciudad de Buenos Aires. Los jóvenes marcharon por las calles con toda la Iglesia a la Plaza de Mayo para celebrar la Eucaristía presidida por el Cardenal Mario Aurelio Poli.
Los fieles fueron convocados en las intersección de las calles Bernardo de Irigoyen y Av. de Mayo donde se reunió la Iglesia para recibir las primeras palabras de Poli, quien recordó que «no vinimos a celebrar un Cristo del pasado, sino a un Cristo de hoy».
El cardenal también pidió expresamente a los jóvenes por el nuevo Arzobispo Jorge Ignacio y expresó: «cuando uno deja un lugar, es necesario que enseguida venga un pastor para guiar al pueblo».
Entre cantos y vítores, los fieles caminaron con las imágenes misioneras de la Virgen de Lujan de cada Vicaría, hasta la Plaza de Mayo donde estaba preparado el altar. Los jóvenes y los adultos dispusieron su corazón para la ceremonia acompañados de los cantos del Coro de Música Litúrgica.
La misa comenzó con la presencia de más de 100 sacerdotes y los obispos que concelebraron junto al cardenal Mario A. Poli, que en la homilía recordó: «hemos respondido con amor a su convocatoria, no para evocar un relato literario de la Última Cena, sino que nos dejamos atraer porque la Liturgia que celebra la Iglesia, nos permite estar presentes en aquella Cena».
Aseguró, también, que «no cabe duda que hoy, nuestra comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo ha sido deseada por Él en la Última Cena».
Como desde hace 400 años, «la Iglesia que peregrina en Buenos Aires viene celebrando esta solemnidad y ya el Corpus Christi pertenece a la cultura porteña. Necesitamos encontrarnos en esta fiesta pública, profundamente religiosa y festiva, porque ante el misterio del Pan partido y la Sangre derramada, renovamos nuestra convicción de ser la Iglesia de la Eucaristía, misionera y solidaria, como nos enseñó el Sínodo de Buenos Aires», sostuvo el cardenal.
La homilía concluyó con una oración de Poli a la Virgen: «Te damos gracias Virgen Inmaculada, porque aceptando junto a la cruz el testamento del amor divino, con ternura maternal eres refugio de los pecadores, consuelo de los humildes y Madre de los redimidos; mientras comulgamos con el Cuerpo y la Sangre de tu hijo amado, queremos que sepas que no dejamos de pensar en ti».
Al concluir el momento de la comunión, la Iglesia porteña comenzó su procesión alrededor de la Plaza con el Cuerpo de Cristo en alto.
Finalizada la procesión, cuatro representantes de la comunidad arquidiocesana, dos laicos, un sacerdote y un obispo, leyeron una carta de despedida al cardenal Poli y entregaron una imagen del Buen Pastor en agradecimiento por los 10 años que acompañó a la Iglesia Porteña.