Nuevo espacio de discernimiento, taller de crecimiento en la fe para mayores de 30 años
En la Pastoral Vocacional, durante muchos años se ha trabajado apuntando a los jóvenes, dado que es la edad natural propia de las grandes preguntas por el futuro, de las inquietudes, sueños y concreciones.
Todo esto llevó a postergar, por razones lógicas, a las personas adultas. En ellas el tema vocacional se plantea de manera más delicada y compleja.
Mezclar las edades nunca resultó bueno ya que los planteos y búsquedas son totalmente diferentes.
Sin embargo, muchas personas adultas necesitan espacios de acompañamiento donde poder profundizar sobre su misión en la vida, su lugar como “obreros del Reino”. Muchos no han tenido la posibilidad de pensar, por diferentes motivos, su “llamado” y con el paso del tiempo, muchas vidas han quedado truncadas.
“No se trata solo de adultos que estén pensando un cambio de vida, sino también, personas que deseen profundizar en su propia historia y descubrir dones que tienen “tapados”. Pequeñas decisiones en la vida cotidiana, ayudan a que la persona se despliegue y encuentre nuevos caminos”, dice el Padre Julián, referente del equipo de Pastoral Vocacional.
Muchas veces, la confianza, la orientación, el aliento y un sano discernimiento, ayudan a descubrir el paso del Espíritu por la propia vida. Si decimos que toda persona tiene vocación y que debe buscar y encontrar su lugar dentro del cuerpo eclesial, tenemos que dar espacio a esta realidad.
Propuesta
Es por eso que desde el equipo proponen encuentros, donde ayudarán a la persona a pensar temas vinculados a la búsqueda personal, ya sea vocacional o de opciones de vida cotidianas, que le permitan descubrir y poner sus dones al servicio del Reino.
También, dar pautas para que la persona ponga nombre y apellido a aquello que desea en función de la llamada de Dios y que le permita desplegarse más como persona. Además de crear un espacio donde las personas de edad adulta puedan compartir sus inquietudes.
Requisitos
Tener 30 años o más, estar en un camino de búsqueda real y que desee hacer una opción y un camino de profundización en su vida. Además, que esté acompañado, es decir que este proceso se de en el marco de un acompañamiento espiritual.
Cabe aclarar que este no es un camino de superación de una crisis de sentido, ni un camino de acompañamiento vocacional para la vida consagrada para adultos. Tampoco es un espacio para personas que estén transitando crisis profundas (depresión, duelos, enfermedades, etc).
Para mas información: Guíame por el camino de la vida