Dios, que ha creado al hombre por amor, lo ha llamado también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano, porque el hombre fue creado a semejanza de Dios, que es amor. Desde su nacimiento, cada persona está destinada a la bienaventuranza eterna, el Cielo. Dios crea a cada uno con un propósito, una misión. Esa misión es lo que se conoce como vocación. Catecismo de la Iglesia Católica, 1604, 1703
Pero, ¿Cómo podemos, en la vida cotidiana, anunciar el Reino?, María José Rosetti, de la Parroquia San Pedro de Montecastro, nos da cuatro formas de vivir la Vocación todos los días.