La II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores comienza hoy 24 de julio, y el Papa Francisco invitó a la Iglesia entera a acompañar y festejar la vejez con la Revolución de la Ternura.
Con una población con cada vez mayor esperanza de vida y una «cultura del descarte», las personas de edad avanzada suelen considerarse como una carga y una responsabilidad.
En esta segunda Jornada de Abuelos, el Papa Francisco invitó a los cristianos y al mundo a redescubrir la riqueza y el valor de los adultos con un mensaje especial para la fecha.
«Envejecer no es una condena, es una bendición» recordó el Papa en su mensaje dirigido, por una parte, a los adultos, con la invitación a «llevar una ancianidad activa», y por otra, a la Iglesia toda, con la exhortación a «cambiar los planes de asistencia por proyectos de existencia».
Refiriéndose a si mismo como anciano, Francisco destacó «La sensibilidad especial de nosotros ancianos, de la edad anciana por las atenciones, los pensamientos y los afectos que nos hacen más humanos, debería volver a ser una vocación para muchos. Y será una elección de amor de los ancianos hacia las nuevas generaciones«.
En una etapa de la vida en la que los hijos son independientes y la responsabilidad laboral ha quedado atrás, el Pontífice invita a invertir el tiempo en la relación con Dios, con la lectura de la Palabra, la oración cotidiana, la práctica de los sacramentos, la participación de la liturgia; y en la relación con los demás, en la donación de afecto, la ayuda concreta y la oración por otros.
Francisco incita a iniciar una «Revolución de la Ternura» en la que los adultos son los «maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles«, con los pilares de la oración y la alabanza.
En un mundo herido por la guerra, la enfermedad y la violencia, que ponen en peligro a la familia humana y a la casa común, el Papa insiste: «convirtámonos también nosotros un poco en poetas de la oración: cultivemos el gusto de buscar palabras nuestras, volvamos a apropiarnos de las que nos enseña la Palabra de Dios».
Continúa con la invitación a los ancianos a «ser el coro permanente de un gran santuario espiritual, donde la oración, la súplica y el canto de alabanza sostienen a la comunidad que trabaja y lucha en el campo de la vida».
Como el mismo Papa expresa, «la Iglesia quiere festejar con aquellos a los que el Señor les ha concedido una edad avanzada «, por eso, a lo largo de todo el mundo, se realizaran Eucaristías y visitas a adultos mayores, en el marco de la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores.