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Misa en la Basílica Nuestra Señora del Socorro

por prensa_admin

El sábado 28 de marzo se realizó la Santa Misa en la Basílica Nuestra Señora del Socorro. Mons. García Cuerva presidió la celebración ante una comunidad que se hizo presente en un gran número. A la luz del Evangelio destacó en su Homilía: «El protagonista del relato de hoy es este padre que tiene estos dos hijos que le dan tantos dolores de cabeza. Y por eso, la segunda lecturas dice, “Déjense reconciliar con Dios”. Que la parábola nos ayude a descubrir cuáles son esas características del Dios con el que somos invitados a reconciliarnos en esta cuaresma. En primer lugar, es un padre que respeta nuestra libertad. Así es Dios con nosotros,  ese enorme misterio de la relación de Dios con nosotros, que aún sabiendo que podemos equivocarnos, nos regaló ese don tan preciado de la libertad que a veces no sabemos usar».

Un Dios paciente 

«En segundo lugar, es un dios muy paciente, un dios muy tolerante. Un dios que respeta nuestra libertad, un dios que sabe esperarnos y tiene tolerancia con nuestros planteos, aún con un planteo tan duro como el del hijo menor que le dice vos para mí estás muerto. Si el padre lo vio estando lejos quiere decir que el padre lo esperaba, lo esperaba con ansias. Nuestro dios es un dios que nos espera, es un dios que siempre está atento a nuestro regreso».

Un Dios alegre

«Se conmueve profundamente aunque el hijo menor lo mató en vida. Salió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. Dios sale a nuestro encuentro, no se queda esperándonos del otro lado del escritorio como si fuera un empleado público. Nos abraza y nos besa, nos demuestra su amor, nos demuestra su cariño y lo demuestra de una manera absoluta cuando entrega a su hijo por amor a nosotros en la cruz. No se guarda su amor, lo da y lo demuestra. Y hace fiesta. Dios se alegra, Dios se pone bien, contento, como cualquier padre porque su hijo regresa. Un Dios que es alegría. Fíjense entonces cómo con estas pistas podemos entonces saber hacia dónde vamos cuando nos invita a San Pablo en la segunda lectura a dejarnos reconciliar con Dios».

«Yo creo que el hijo menor tiene algo grandioso, es capaz en algún momento de recapacitar y salir. Su experiencia de miseria. Haber tocado fondo le sirve de trampolín para animarse a volver a los brazos del Padre. El hijo menor se anima. Yo si hay alguien que está tapado de pecado le digo -usalo de trampolín, usalo de trampolín y si está llegando al fondo pica bien en el fondo para volver a salir confiando que Dios te ama-».

Respeta la libertad 

«Nuestro Dios, un Dios que nos ama, que nos ama y respeta nuestra libertad, que tolera nuestros planteos, que nos espera siempre, que se conmueve porque nos ama y como les dije nos demuestra su amor con abrazos, con besos y entregando la vida en la cruz por nosotros. Y un Dios que hace fiesta, un Dios alegre, no es un Dios aburrido. Si somos en este tiempo porque creo que nosotros en cada uno hay un poco de hijo mayor y un poco de hijo menor». 

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