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Tedeum: A tí, Dios, por una Patria más fraterna

por Justina Kleine

El tradicional Tedeum se celebró esta mañana en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires presidido por el Cardenal Mario Poli, con la presencia del Presidente Alberto Fernández, su gabinete de gobierno y el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; una oración del pueblo argentino a Dios en conmemoración por la Revolución de Mayo de 1810.

Luego de dos años sin poder reunirse en esta celebración, los funcionarios y civiles presentes, custodiados por los granaderos ubicados a lo largo del pasillo central, pudieron participar de la ceremonia en la que escucharon la lectura del evangelio y la predicación del Cardenal Poli, elevaron su oración por la paz y por la Patria y entonaron el Himno Nacional Argentino.

Iluminado por el Evangelio del buen samaritano (Lc. 10, 25-37) compartido en el Tedeum de este año, el Cardenal Poli rememoró los valores que motivaron a los primeros próceres de la historia argentina: «pensar en nuestro prójimo y en sus necesidades básicas: educación, salud, justicia», y exhortó a reivindicar el sacrificio y la ofrenda de la noble herencia de todos ellos.

Bajo el ejemplo del samaritano, Poli destacó las pruebas de solidaridad que ha dado el pueblo argentino en situaciones difíciles, hombres y mujeres que, desde el anonimato, «no pasan de largo ante el dolor del semejante» motivados por la esperanza y el «anhelo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón de cada ser humano».

El arzobispo recordó el llamado del Papa Francisco a la fraternidad y la amistad social, y destacó sus palabras «la existencia de cada uno está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro. […] Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano». (Fratelli tutti 66-67).

Frente a los funcionarios políticos y los representantes de diferentes credos, el Cardenal rechazó los enfrentamientos por intereses personales al dar cuenta de que la democracia «da lugar a la fraternidad, pero además requiere de la ética, la bondad y la solidaridad, la honestidad, el diálogo siempre beneficioso para el acuerdo y el compromiso por el bien común de todos».

Mario Poli concluyó su homilía con el llamado a una sociedad solidaria y fraterna, que reivindique la entrega de los héroes de la historia y la patria argentina y que renueve la fe y la esperanza, para dejar un legado a las generaciones venideras lleno de los «valores más auténticos y el acervo cultural que nos identifica, para que ejerzan el derecho de saber que hay futuro y razones profundas para seguir viviendo y amando nuestra Patria».

La celebración continuó con el canto del Tedeum: una oración de alabanza al Padre, petición por el pueblo argentino y glorificación a Dios por los frutos de la Patria; el arzobispo también invitó a elevar la voz en la oración franciscana por la paz y el rezo del Padre Nuestro antes de encomendar la Patria a la Virgen María.

Tras la bendición final, los representantes de los diferentes credos se ubicaron junto al Cardenal Poli y los obispos auxiliares, frente a los funcionarios y el pueblo presente para entonar todos juntos y de pie, el Himno Nacional Argentino que recuerda la gloria y la entrega de los próceres de la Primera Junta de 1810.

Al concluir la ceremonia, el Presidente Alberto Fernández saludó a todos los religiosos que participaron del Tedeum antes de dirigirse, junto a su gabinete, de regreso a la Casa Rosada para continuar con sus obligaciones por la celebración del día patrio del 25 de Mayo, con el conocimiento de que la Iglesia porteña reza por la paz y la unidad de la Patria Argentina.

 

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