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La Arquidiócesis de Buenos Aires tiene cinco nuevos diáconos

por prensa_admin

La Arquidiócesis de Buenos Aires tiene cinco nuevos diáconos; Maximiliano García Nicolás Bouza, Víctor Grinenco, Mariano Palavecino y Alejandro Patriarca fueron ordenados en la mañana de hoy con una Celebración Eucaristía presidida por Mons. García Cuerva.

La Catedral Metropolitana fue sede se de las ordenaciones desde las 10hs en un clima de profunda alegría y comunión fraternal. Los nuevos diáconos fueron acompañados por una multitud, por el Pueblo fiel de Dios que peregrina en la ciudad.  

Notas para el diaconado 

Mons. García Cuerva a la luz del Evangelio (Mateo 8;14-17) invitó a reflexionar con algunas notas en su homilía. “Se nos presentan algunas notas importantes para que puedan vivir el ministerio diaconal: Salgan de los templos, no se queden allí encerrados. Sean amigueros; no sean ministros chúcaros; raros; alejados de la gente; serán diáconos de la sinodalidad, caminen junto al pueblo fiel, sean eclesiales, no se crean consagrados a título privado”. 

Hacer comunidad 

Luego reflexionó: “Siguiendo los pasos del Señor, no se corten solos, trabajen en equipo como lo hace Jesús, que anuncia la Buena Noticia con sus discípulo. Sean diáconos junto al lecho de los que sufren; ese es el altar mayor, donde están los cuerpos sufrientes del Señor, tirados en las veredas de la ciudad, entre rejas de una comisaría, en una cama de hospital, llorando junto al ataúd de un ser querido fallecido; en un geriátrico, o muy solo en algún departamento de Buenos Aires”. 

El don del servicio 

Para concluir enfatizó:Sean servidores en un cuerpo a cuerpo; involúcrense con todo, pongan alma, corazón y vida.  Que con su testimonio diaconal ayuden a hacer de nuestra Iglesia de Buenos Aires, la “Iglesia del delantal” como decía el obispo italiano en camino de santidad Antonio Bello, porque ese es el ornamento sagrado que utilizó el Señor al quitarse el manto, y atarse una toalla a la cintura. Hacerse siervos del mundo, echarse al suelo como lo hizo Jesús, y lavar los pies a la gente, a los más pobres, a todos”.


Ordenación diaconal Mons. García Cuerva 

Cuando salió de la sinagoga (vers. 29)… unos versículos antes del evangelio que proclamamos recién, se relata que en el templo Jesús curó a un endemoniado. Pero el Señor es consciente de que la vida también se da afuera, en la calle, entre las casas de la gente. Será por eso que sale y va a la casa de Simón y Andrés.  Y no va sólo, va con otros dos discípulos, con Santiago y Juan.

Hasta aquí, y siguiendo los pasos del Señor, se nos presentan algunas notas importantes para que puedan vivir el ministerio diaconal:

Salgan de los templos, no se queden allí encerrados. Serán ministros del altar, pero como decía Francisco a los diáconos hace unos años: El diácono es el custodio del servicio en la Iglesia. Cuando a un diácono le gusta demasiado subir al altar se equivoca. Ese no es su camino. Esta armonía entre el servicio a la Palabra y el servicio a la caridad representa la levadura que hace crecer el cuerpo eclesial. Sean, entonces, puentes entre el altar y la calle.

A la vez, no se corten solos, trabajen en equipo como lo hace Jesús, que anuncia la Buena Noticia con sus discípulos. El Señor, el primer servidor, camina con otros; hoy lo hace con Santiago y Juan.  Sean amigueros; no sean ministros chúcaros; raros; alejados de la gente; serán diáconos de la sinodalidad, caminen junto al pueblo fiel, sean eclesiales, no se crean consagrados a título privado.

Al entrar en la casa de Simón y Andrés, le hacen saber a Jesús de la enfermedad de la suegra de Simón. Se lo dijeron de inmediato (vers 30): Indudablemente Jesús genera empatía, genera cordialidad; eso es lo que hace que rápidamente Simón y Andrés, le cuenten de sus problemas, de la enfermedad de este familiar; de lo que está pasando puertas adentro.

Queridos Maxi, Alejandro, Víctor, Mariano y Nicolás, sean afables al modo de Jesús; cada familia, cada persona, cada corazón, es tierra sagrada.  No atropellen la vida, no juzguen, no condenen; traten de vincularse siempre con cordialidad y respeto.

Y así como el Señor se acercó al lecho del enfermo, sean diáconos junto al lecho de los que sufren; ese es el altar mayor, donde están los cuerpos sufrientes del Señor, tirados en las veredas de la ciudad, entre rejas de una comisaría, en una cama de hospital, llorando junto al ataúd de un ser querido fallecido; en un geriátrico, o muy solo en algún departamento de Buenos Aires.¡Cuántos altares donde servir al modo de Jesús! ¡Cuántos Cuerpos de Cristo, que, igual que la suegra de Pedro, padecen la fiebre de la exclusión, la fiebre de la soledad, la fiebre de la tristeza y de la angustia!

Jesús se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. (vers. 31)

Se acercó… Queridos Víctor, Nano, Alejandro, Nico y Maxi, siempre estén cerca de Jesús en la oración, de su pueblo en el servicio constante, y de sus hermanos clérigos en esta Iglesia de Buenos Aires que hoy los recibe por la incardinación.

La tomó de la mano…  sean servidores en un cuerpo a cuerpo; involúcrense con todo, pongan alma, corazón y vida. No vivan un diaconado “esterilizado” con miedo a los contagios, un diaconado puritano que puede parecer más prolijo, pero no huele a pueblo.  Sean peregrinos de esperanza para nuestra gente, de una esperanza que no tolera la indolencia del sedentario ni la pereza de quien se acomoda en su propio bienestar; la esperanza que no admite la falsa prudencia de quien no se arriesga por miedo a comprometerse, ni el cálculo de quien sólo piensa en sí mismo; una esperanza que es incompatible con la vida tranquila de quien no alza la voz contra el mal ni contra las injusticias que se cometen con los más pobres.

Y la hizo levantar… ayuden a ponerse de pie a tantos hermanos caídos, golpeados por la injusticia, derrumbados en la más profunda angustia existencial; animen a todos a ser protagonistas de su vida; a recuperar las ganas de vivir; a recobrar la esperanza y la alegría.

Pero quisiera pedirles algo más: no se olviden de la dolencia de la suegra de Pedro. No olviden su propio lecho de enfermo al que Jesús con su ternura se acercó para curarte de tus fiebres, de tus fragilidades, de tus pecados.  Por favor, no te olvides nunca de esto. Como dice el Papa: todos tenemos el mismo carnet de identidad. Cada uno tiene su propia vulnerabilidad, pero el apellido es el mismo: vulnerable. Y esto es grande y hermoso, porque significa que necesitamos salvación, necesitamos cuidados. Y Dios no nos salva con un decreto. Dios nos salva caminando con nosotros, acercándose a nosotros en Jesús.

Se puso a servirlos…me imagino a esta mujer sirviendo como modo de agradecimiento, su eterna gratitud por ser curada, porque la mejor respuesta al amor de Jesús es el amor a los hermanos, no hay mayor gesto que podamos ofrecerle para devolver amor por amor. Como dice la primera lectura: “pongan al servicio de los demás los dones que han recibido” (1 Pe 4, 10)

Aquella mujer de la que ni sabemos su nombre, sin embargo, trascendió la historia. Curada, se puso a servir al Señor y a sus amigos.  Con ella digamos: ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo?.

Siempre agradecidos, siempre sorprendidos por las maravillas de Dios, siempre conmovidos; siempre frágiles, siempre enamorados de Jesús; que con su testimonio diaconal ayuden a hacer de nuestra Iglesia de Buenos Aires, la “Iglesia del delantal” como decía el obispo italiano en camino de santidad Antonio Bello, porque ese es el ornamento sagrado que utilizó el Señor al quitarse el manto, y atarse una toalla a la cintura. Hacerse siervos del mundo, echarse al suelo como lo hizo Jesús, y lavar los pies a la gente, a los más pobres, a todos.

San Agustín, escribía que los diáconos son pobres por don de Dios y esperan en su misericordia. Al no disponer de nada, dieron fin a sus ambiciones mundanas; viven con nosotros en comunidad, y la unidad de la caridad ha de ser antepuesta a la comodidad terrena.

Que estas palabras del santo de Hipona se hagan realidad en su ministerio diaconal, y que María, Madre de la esperanza, interceda por ustedes y sus comunidades.

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