El pasado sábado 20 de septiembre se realizó el Jubileo de la Pastoral de la Salud de la arquidiócesis de Buenos Aires. En la clínica San Camilo se celebró la Santa Misa que estuvo presidida por Mons. García Cuerva quien, a la luz del Evangelio, mencionó: “Jesús pregunta ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones? Yo quisiera hoy modificar la pregunta de Jesús ¿Cuál de los tres crees que fue peregrino de esperanza en la realidad de la pastoral de la salud?”. 

Conmoverse por el otro

“En primer lugar dice que pasó por allí el samaritano, lo vio y se conmovió. Indudablemente el samaritano vio la parte media viva, se dio cuenta que todavía había algo por hacer y allí tenemos la primera pista. Poder ser peregrinos de esperanza porque miramos la parte media viva de la realidad, no miramos solamente lo que falta, lo que está mal, lo que sale mal, también tratamos de tener una mirada esperanzada que más allá de las dificultades también descubre signos de Dios en lo de todos los días” mencionó el arzobispo.

Luego subrayó: “Lo conmovió al samaritano y seguramente esa conmoción fue hasta las lágrimas y seguramente por esas lágrimas, vio la parte media viva” y agregó: “Poder también nosotros descubrir la parte que todavía tiene vida de nuestra realidad y de nuestros hermanos que más sufren, pero dejarnos conmover, conmover hasta las lágrimas para justamente limpiar esa mirada con las lágrimas y ver más claro”. 

Acercarse y permanecer

“Se acercó y creo que también nosotros tenemos que ser peregrinos de esperanza desde el valor de la presencia que es el cuerpo a cuerpo, como Iglesia siempre vamos a estar al lado de los que sufren; si en algún momento somos muy poquitos, habrá que ir dejando distintas sobras pero lo que nunca vamos a dejar son los lugares de dolor. Cementerios, hospitales, geriátricos, cárceles. Siempre vamos a estar al lado de los que sufren porque esa es la primera misión que el dio que el Señor nos confía” destacó Mons. García Cuerva.

“Se hizo cargo y casi que hizo propio el dolor del hermano. Se complicó la vida maravillosamente por acompañar a este hombre golpeado” exclamó y les dijo a los presentes: “Queridos hermanos de la pastoral de la salud; estoy seguro que a ustedes la cultura de la indiferencia no les ganó, por eso están al lado de los que sufren. Cuidado con la cultura de la impotencia. Cuidado con que en algún momento digan `no podemos hacer nada´. `Ya no vale la pena´. ¿Tanto esfuerzo para qué? Cuidado con la cultura de la impotencia” advirtió.

Peregrinos de esperanza

Para concluir su alocución exclamó: “Sepamos pedirnos ayuda entre nosotros y sepamos delegar. Pidámosle a Dios que nos anime en este jubileo a ser peregrinos de esperanza: que ven la parte media viva de la de la realidad, y para eso se conmueven, lloran, fabrican lágrimas y visten la mirada para ver más claro. Peregrinos de esperanza que valoran la presencia, se acercan. Que se hacen cargo de la vida del otro, lo conducen en su propia montura”.