Más que las palabras, la preocupación del Papa es que durante el Sínodo se dé espacio a la escucha: «Existe la prioridad de la escucha -dice- y debemos dar un mensaje, y esto a los operadores de prensa, a los periodistas que hacen un trabajo muy bello, muy bueno. Pero debemos dar precisamente una comunicación que sea reflejo de esta vida en el Espíritu Santo».
“La cháchara es el anti-Espíritu Santo, va contra…. Y si no dejamos que Él nos cure de esta enfermedad, difícilmente será bueno un camino sinodal. Al menos aquí: si no estás de acuerdo con lo que dice ese obispo o lo que dice esa monja o ese laico de ahí, díselo a la cara. Para eso es un Sínodo. Para decir la verdad, no la cháchara por debajo de la mesa” dijo el Papa Francisco y solicitó hacer «ayuno de la palabra pública».
Un Sínodo deseado por todos los obispos del mundo
«No es fácil», dice el Papa, embarcándose ahora en este Sínodo sobre la Sinodalidad, fruto de un camino de 60 años: «No es fácil, pero es hermoso». Sobre todo, es un Sínodo, el que comienza hoy, «que todos los obispos del mundo querían». Así que «con este espíritu comencemos a trabajar, hoy», afirmó Francisco, recordando de nuevo -como hizo hoy en su homilía durante la Misa en la Plaza de San Pedro- «que el Sínodo no es un parlamento: es otra cosa; que el Sínodo no es una reunión de amigos para resolver algunas cosas del momento o dar opiniones: es otra cosa».