La comunidad de Encarnación del Señor celebró la Santa Misa el pasado 14 de diciembre en un clima de alegría y profunda emoción. Allí estuvo presidiendo la celebración el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. García Cuerva en el marco de las Fiestas Patronales de la parroquia Encarnación del Señor. También, estuvieron las cámaras de Orbe 21 y captaron la felicidad de compartir en comunidad.
En su homilía Mons. García Cuerva, a la luz del Evangelio, (San Juan 2, 1-12) destacó: «Hay tres actitudes que tiene hoy la Virgen en el Evangelio que quería compartir con ustedes, tres actitudes que yo las voy a representar con tres palabras para que quizá les quede como sugerencia para trabajar a lo largo del año. Alegría, atención y compromiso”.
Contemplando el punto de la alegría, reflexiona: “La idea de poder nosotros también ser una comunidad alegre. Una comunidad que pueda transmitir la alegría del Evangelio. Una comunidad en la que siempre encontramos motivos para celebrar. A lo largo del año he explicado una y mil veces que la alegría cristiana es una alegría profunda, la alegría del corazón porque creemos en un Dios que está vivo”.
Con respecto a la segunda palabra mencionó: “Segunda palabra, atención. La Virgen estaba atenta y se dio cuenta que falta el vino en una boda iba a ser un desastre, iba a significar el fin de la fiesta. Por eso María está atenta y dice -no tienen vino-. Segunda consigna para nosotros, no podemos dejar de estar atentos, atentos a las necesidades de los demás, atentos a lo que pasa, atentos a mí y no a lo que está hablando el señor con la señora».
Como tercera acción mencionó: «Y la tercera palabra: compromiso. María no se queda solamente en decir, no tienen vino, sino que enseguida busca la solución. Y la solución es pedirle ayuda a Jesús y decirle a los sirvientes, hagan lo que Él les diga. Busquemos soluciones, seamos cristianos creativos, seamos cristianos audaces que aparte del diagnóstico buscan la solución».
Para concluir con su alocución Mons. García Cuerva subrayó: «Ser una comunidad alegre como es María, una comunidad que así como María celebró y festejó, más allá de los problemas, nosotros también. Creemos en el Dios de la vida y no queremos perder la alegría. Atención, estar siempre atento a lo que le pasa al otro. No solamente nos quedamos en ver lo que pasa, haciendo diagnósticos, sino que queremos buscar soluciones como lo hizo María. María se dio cuenta que faltaba el vino, pero no se quedó nada más que en el comentario, buscó una solución”.