El Gesto Arquidiocesano de Ramos se realizó en diferentes puntos de la ciudad. Los fieles de la arquidiócesis salieron a las calles para anunciar el inicio de la Semana Santa, con ramos de olivos y estampas. También difundieron los horarios de las celebraciones en las diferentes parroquias y realizaron inscripciones a la preparación para los sacramentos.

La mañana soleada era ideal para salir al encuentro de los vecinos de Buenos Aires, a mezclarse en el movimiento de los transeúntes con ramos de olivo, estampas y la Virgen María, siempre presente en las misiones porteñas. «La Misión de Ramos tiene como origen el anuncio explícito de la fe cristiana, invitando a todos a compartir un momento tan especial para la Iglesia como es la Pascua, punto central de nuestra fe», explicó a En Camino el Padre Carlos Bouzon, párroco de  Sagrada Eucaristía.

Jóvenes y adultos de las diferentes comunidades reunidos en diferentes puntos comunes de la ciudad, con un mismo objetivo. Un anuncio que se convierte en fiesta al sobresalir el motivo de la alegría de la Pascua que se acerca. «Tal vez no estamos acostumbrados a salir a la calle a la misión, pero uno se lleva una linda sorpresa cuando ve el efecto que tiene en las personas que se acercan, que pueden confesarse después de mucho tiempo», manifestó Felipe, un joven del Movimiento de Fasta que participó del Gesto Arquidiocesano de Ramos en las calles cercanas a Plaza Italia.

«Estamos todos muy de paso, la sociedad va muy acelerada. El anuncio permite hacer que mucha gente conozca qué celebramos en la Semana Santa, que no es un simple fin de semana largo», recuerda el Padre Carlos. En línea, Felipe destaca la oportunidad que se presenta en la misión: «es una forma de dar testimonio de lo que vivimos en nuestras parroquias y movimientos, y llevar a los demás el tesoro de la Buena Noticia que nos hace tan felices».

El Gesto Arquidiocesano de Ramos es el primer tramo del camino de la Semana Santa hacia el Domingo Pascua, y un signo visible de una Iglesia porteña unida como comunidad cristiana, enraizada en la oración y la alegría de la Resurrección.