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Homilía de Mons. García Cuerva en la Misa de envío y bendición a la Peregrinación Juvenil a Luján

por prensa_admin

Evangelio Según San Juan 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María, la Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo que Él amaba, Jesús dijo: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».

Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».

Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.


Homilía de Mons. García Cuerva en la Misa de envío y bendición con los servidores de la Peregrinación Juvenil a Luján

Este Evangelio lo hemos escuchado muchísimas veces pero nosotros sabemos que la Palabra de Dios es palabra viva y por lo tanto siempre la palabra viva, la palabra de Dios tiene algo nuevo algo distinto para decirnos porque nuestra vida cambia y por lo tanto el mensaje de la palabra de Dios nos llega de distinta manera cada vez.

Quisiera con ustedes imaginarnos hoy a este equipo de trabajo, lo vamos a llamar así, que conforma María, María Magdalena, la otra María y el discípulo amado. Ellos son un equipo. Y por qué decimos que son un equipo? Porque se sostenían en un momento de muchísimo dolor. En un momento de muchísima dificultad, que era ponerse delante de la cruz de Jesús. Todos se habían borrado, todos se habían ido y ellos cuatro son los únicos que se quedan acompañando a Jesús en ese momento trágico. 

Yo estoy seguro que si la virgen María hubiese estado sola hubiera desfallecido. No hubiera podido sostenerse en pie y si pudo sostenerse es porque había otros en quienes se podía apoyar. Estoy seguro que el discípulo amado si no hubiera estado con las tres mujeres se hubiera ido como se fueron los demás discípulos porque le hubiera ganado el miedo, le hubiera ganado la cobardía. 

Estoy seguro que María Magdalena, por más que lo quería mucho a Jesús si no hubieran estado sus compañeros, no se hubiera quedado y ni hablar la última María de la que sabemos muy poquito solamente que era esposa de Cleofás, me lo imagino a su marido en su casa protestando diciendo ¿A dónde estás? 

Por eso lo primero que me parecía importante hoy pensar era a estas cuatro personas o equipo, a estas cuatro personas donde cada uno en medio del dolor puso para sostener a los demás. Y en esto, creo que todos ustedes, son un poco esos cuatro y representan a ese equipo donde se están sosteniendo unos a otros. 

Lo lindo para mi de ese equipo es que ninguno está buscando el estrellato. Ninguno dice: “Che, yo soy la más importante porque soy la mamá eh”, la otra dice: “Sáquenme fotos a mi porque yo soy la tía” ·»Yo la esposa de Cleofás” el discípulo amado no está reclamando tampoco protagonismo de ser el discípulo más amado al que le van a dejar a la madre o María Magdalena diciendo: “Paren acá estoy yo. Yo voy a ser la primera testigo de la resurrección así que de este equipo la coordinadora soy yo” no. 

Ahí lo que hay son hermanos que se juntan y cada uno pone lo mejor de sí para el servicio. Estoy seguro que ustedes también, están dispuestos a poner lo mejor de sí para el servicio. Yo tengo una ventaja y es que no sé que es lo que cada uno va hacer y por lo tanto me permito decirles gracias a todos porque todos los laburitos que hagan en la peregrinación son importantes. ¿Cuál es más importante que otro? ¿Podía haber no estado María Magdalena? no, era necesario. ¿Podría no haber estado la patria María? no, era necesaria. ¿Podría no haber estado la virgen? por supuesto que no, tampoco el discípulo amado. Es como si sacamos uno de ellos, se derrumba todo como si fuera un castillo de naipes. Porque había tanta fragilidad en medio de tanto dolor que se necesitaban. 

Ustedes también son un equipo un equipo que podríamos decir:“¿Pero pueden ser suficientes para un millón de peregrinos?» y entonces podríamos pensar que son como un castillo de naipes frágiles. Creo que sin cada uno de ustedes el equipo no está completo. Creo que si un servidor no está el equipo tambalea, porque todos son importantes porque todos son necesarios. 

A estas cuatro personas estoy seguro que el más agradecido fue el mismo Jesús. Si fue un poquito soportable tanto dolor fue porque se conectaban las miradas y porque había mucho amor. En esta peregrinación también le estamos diciendo a María que -bajo tú mirada buscamos la unidad-. 

Cuando estemos como tentados por el diablo a buscar el conventillo, el me dijo no me dijo, el “ay yo soy el coordinador”. Se que no pasa acá, pasa en las peregrinaciones en la de Santiago de Compostela, acá no pasa y si llegara a pasar eso, acordate del lema. Acordate del lema que dice “Bajo tu mirada”. Déjate mirar por la madre, La madre nos quiere quipo, las madre nos quiere familia. 

Y aparte le vamos a decir a un millón de peregrinos “buscamos la unidad” y ¿Por casa cómo andamos? Vivamos nosotros entonces el lema. Los animo a que nos sintamos del equipo de Jesús, el equipo de Jesús que va a acompañar a muchísimos que van a ir a la virgen de Luján; crucificados por enfermedades, por falta de laburo, por depresión, por la droga, por la muerte de un ser querido, por la soledad y esos crucificados se merecen lo mejor de nosotros. 

Se merecen que seamos equipo, sin estrellatos, todos importantes porque cada servicio es importante como lo fue el de esas cuatro personas del Evangelio que dijimos. Y si por casualidad, empieza haber algún roce, empieza a meterse el demonio y quiere dividir al equipo, volve al lema y decí: “Madre, bajo tu mirada” tu mirada que nos quiere hermanos, tu mirada que nos quiere familia, tu mirada que nos quiere juntos para sostener al millón de peregrinos buscamos la unidad y la queremos vivir nosotros primero, testimoniando ¿por que saben qué? la necesita Argentina esa unidad y si no la podemos vivir nosotros ¿Qué le podemos pedir a nuestro pueblo? 

Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad. Aquella unidad que tuvieron esas cuatro personas, María, María Magdalena, la otra María y el discípulo amado. Hoy 2024 vivamos esa unidad, seamos del equipo de Jesús, acompañemos a los peregrinos crucificados de carga pesada cruces y anunciemos al pueblo argentino que aunque sea difícil, la unidad es posible. Amén. 

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