La misión de los obispos se llevó a cabo durante toda esta semana, con la visita de los ministros purpurados a hospitales, centros de prensa, universidades, espacios de dolor, soledad y enfermedad de toda la Ciudad de Buenos Aires.
Octubre Misionero: misión de los obispos
En el marco del Octubre Misionero de la Arquidiócesis, los obispos de Buenos Aires y de las diócesis de la región, se reunieron esta semana para un evento de salida y misión.
Una misión que es signo y ejemplo de salida para la Iglesia, una invitación a llevar la Buena Noticia sin miedo y con actitud samaritana.
Un testimonio de la sed y recibimiento de las personas al mensaje, el consejo y el consuelo desde la fe de los cristianos.
Los obispos prestaron sus oídos, sus hombros, sus palabras y su ministerio para escuchar, consolar, aconsejar e impartir los sacramentos de la confesión y unción de los enfermos al pueblo porteño.
La dimensión misionera del ministerio del obispado, es tan importante como sus otras responsabilidades; y se renueva en la actividad pastoral.
La salida al encuentro y el contacto con el Pueblo de Dios, con el dolor humano y con las preocupaciones de los fieles, fortalece la vocación de los pastores y renueva su entrega al servicio de las necesidades de los hijos de Dios.
Testimonio de la misericordia
Precedidos por la Virgen María como faro en cada salida, los obispos salieron al encuentro para recordar la misericordia del Padre y el llamado a todos los cristianos de hacer vida el mandamiento del amor.
«El amor al prójimo es un deporte extremo», dijo un joven que recibió la visita de los obispos en un centro de rehabilitación de adicciones.
Un recordatorio de que el amor al que Jesús llama no es tarea sencilla, pero que hay que dejarse sorprender por Dios y su infinita misericordia para construir la amistad social a la que invita el Papa Francisco.
La misión de los obispos no sólo es testimonio para el Pueblo de Dios, también es oportunidad de compartida, vínculo y fraternidad relacional entre los purpurados para renovar su ministerio.
La Iglesia porteña acompaña en la oración a sus obispos, pastores y ejemplos de la alegría y el anuncio de la Buena Noticia.