En la estación de trenes de Once, el arzobispo de Buenos Aires estuvo misionando y celebrando la Santa Misa para acompañar al pueblo de Dios que peregrina en la ciudad.
Como parte de las actividades de esta primera semana de inicio pastoral, el arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva, estuvo misionando en la estación de trenes de Once.
Conversó con la gente, les dio su bendición y celebró la Santa Misa donde hizo hincapié en el amor que Jesús nos tiene a todos: «Todos estamos un poco afligidos, preocupados, con angustias y tristezas, pero tenemos que saber que Jesús nos ama mucho y nos dice: ‘Vengan a mí’. Por más problemas que tengamos, Jesús más nos abraza».
«Vayamos al Señor, no tengamos miedo ni vergüenza. Él nos ama mucho», dijo Mons. Jorge a los presentes a quienes acompañó y bendijo. «No estamos solos en los momentos de dolor y difíciles, porque el Señor y su Madre nos acompañan siempre». cerró.
García Cuerva, quien asumió su ministerio pastoral el pasado sábado 15 de julio, está recorriendo durante esta semana diferentes comunidades y lugares de alto tránsito y dolor para hacerse presente y acompañar al pueblo de Dios que peregrina en la ciudad porteña.
Homilía Mons. Jorge García Cuerva – jueves 20 de julio de 2023 – Estación de trenes de Once
Fíjense qué lindo escuchar al mismo Jesús, al mismo Hijo de Dios, que nos dice, “vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré”.
Todos estamos un poco afligidos por distintos problemas. Seguramente estamos preocupados, con cosas en la cabeza que a veces no nos dejan dormir, con angustia en el corazón, con tristeza. A veces alguien nos pregunta “¿cómo estás?” y le decimos, “y bien”, porque en realidad nos da hasta vergüenza contar todo lo que nos está pasando. Pero delante de María no podemos tener vergüenza, delante de la madre…
Yo me acuerdo siempre cuando mi mamá me llama por teléfono y me dice, “¿cómo estás?” Y le digo, “bien”. Me dice, “¿en serio estás bien?”. ¿Por qué? Porque la madre se da cuenta tan solo escuchando la voz, cómo está el hijo.
Bueno, así está la Virgen con nosotros. Capaz que le decimos, “está todo bien en mi vida, me va todo bárbaro”. Y la Virgen de Luján sabe que no, sabe que estamos afligidos, sabe que estamos agobiados, sabe que tenemos problemas y por eso hoy su hijo nos dice, “vengan a mí”.
Jesús no es que dice, “uy, saquen este plomo de acá, saquen esta gente insoportable”, no, al contrario. Jesús por más problemas que tengamos, más nos abraza, más nos sostiene, más nos ama.
Por eso es bueno que hoy, cada uno de nosotros sienta que Jesús te ama mucho, que sabe que tenés problemas, pero que no te dejas solo.
Delante del Señor no hay que caretearla, no digamos que está todo bien si está todo mal, no tengamos vergüenza de ponernos delante de Jesús y de su mamá y decirle “acá estoy, María”, con mi corazón agobiado, con mi corazón afligido, con problemas en la familia, con problemas en el laburo, y te vengo a pedir ayuda.
“Vengan a mí”, dice Jesús. Vayamos al Señor, no tengamos miedo ni vergüenza. Él nos ama mucho.
Que hoy me pueda ir de acá y cuando me tome el tren me vaya pensando cuánto me ama Jesús. Y cuando llegue a mi casa y le cuente a mi familia, hoy recibí de nuevo la buena noticia de que Jesús me ama mucho. Hoy ya no me siento tan solo con mi aflicción, con mi sufrimiento, con mi dolor, porque lo escuché a Jesús que dice, “vengan a mí los afligidos y agobiados”.
No estamos solos en el momento difícil, porque el Señor y Su Madre nos acompañan siempre.