Presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Mons. García Cuerva, se celebró en la Estación Constitución la XVI Misa en solidaridad con todos los excluidos y las víctimas de tráfico y trata de personas.
En el hall de la estación de trenes de Constitución se celebró la tradicional celebración que promovía el Papá Francisco cuando era arzobispo porteño.
La misa busca visibilizar a los excluidos de nuestra sociedad y generar conciencia sobre el cuidado de todas las vidas. Organizada por diversos organismos que trabajan día a día con las personas que están en situaciones de vulnerabilidad
«Alguna vez el Cardenal Bergoglio dijo que a Buenos Aires le hacía falta llorar; pidió a Dios que purifique con el llanto a esta Ciudad, y que no se haga tanto la distraída», comenzó su homilía el arzobispo. Que continuó diciendo: «Hoy me animo a pedir a Dios nuevamente que Buenos Aires aprenda a llorar: a llorar tanta desigualdad; a llorar tanta exclusión».
Mons. García Cuerva, haciéndose eco del evangelio, invitó a todos a ser buenos samaritanos y mirar a los demás comprometiéndonos con su realidad.
En el ofertorio, cada una de las organizaciones convocantes presentaron a un representante que, después de contar su historia, le regaló algo al arzobispo.
Más de un centenar de personas participaron de la ceremonia y rezaron juntos por una sociedad sin esclavos ni excluidos.
