El lunes 17 de noviembre se realizó la reinauguración de la capilla del Cementerio de la Recoleta. Allí, estuvo presente Mons. García Cuerva además de dar su bendición, revalorizó el espacio que ocupan los cementerios en la ciudad. Matías Bocca junto a Gabriela Laschera reflexionaron en el programa de Poliedro al respecto.
Pasado, presente y futuro
«los cementerios nos hablan de nuestra vida, porque nos hablan del pasado», dijo el Arzobispo Jorge García Cuerva. «En la historia argentina encontramos nuestros desaciertos como pueblo, pero también nuestros aciertos. Recorrer el cementerio dela Recoleta es oportunidad para encontrarnos, reencontrarnos con esa historia, con nuestro pasado, y creo que es una hermosa escuela de vida y aprendizaje», afirmó. También reflexionó: «Volvemos a tomar conciencia de nuestra finitud, de que no somos eternos».
«También el cementerio tiene que ver con el presente. Porque por un lado nos ayuda a tomar conciencia de nuestra finitud, pero también nos hace tomar conciencia y nos enrostra, a veces de una manera cruel y dolorosa, lo que es la muerte, de la que ninguno de nosotros puede escapar», dijo Mons. García Cuerva.
Luego agregó: «Y también tiene que ver con el futuro, con lo que todavía no llegó. Por un lado porque, para los que tenemos fe, la muerte no tiene la última palabra, sino que creemos en la Resurrección de Jesús… y tiene que ver con la posibilidad del reencuentro con nuestros seres queridos».
Un legado histórico y cultural para la comunidad
Ignacio Salaberri, director general de los cementerios de Buenos Aires, recordó «la importancia que tiene el Cementerio de Recoleta, la importancia de mantener la restauración como un valor histórico y cultural, y la importancia de cuidar el patrimonio cultural de la ciudad».
«Esta reinauguración nos abre las puertas de la esperanza en el corazón, donde la gente pone a sus seres queridos en las manos de Dios. Creo que es una obra importantísima que hacía falta y se necesitaba. Nosotros desde El Pilar, que trabajamos y colaboramos activamente en la atención pastoral del cementerio, estamos muy agradecidos por esta obra que, hoy con la bendición del Arzobispo, comienza una nueva etapa», destacó el padre Gastón Lorenzo, párroco de la parroquia Nuestra Señora del Pilar.
Esta ceremonia, cargada de simbolismo, celebró no solo la restauración arquitectónica de la capilla sino también el significado profundo que este lugar tiene para la historia argentina, la espiritualidad y la comunidad local. A 203 años de su apertura, el cementerio de Recoleta continúa siendo un espacio de historia, de cultura y de oración de tantas familias que recuerdan a sus antepasados, cuyos restos descansan allí.