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Seminaristas se preparan para la Misa de Lectorado y Acolitado

por prensa_admin

En el programa Poliedro, emitido Canal Orbe 21, Gabriela Laschera dialogó con el seminarista Pablo Nieto en el marco de la Misa que se realizará para que cinco seminaristas reciban el ministerio del lectorado y acolitado. La celebración eucaristica será el próximo sábado 17 de mayo a las 11:00hs en la parroquia Inmaculada Concepción de Devoto (José Cubas 3599)

El proceso en el seminario

Al ser consultado Pablo explicó: “ Uno cuando entra al seminario empieza un camino de formación y que lleva mucho tiempo, pero que es muy necesario para ir formando el corazón. Entonces, la iglesia es muy sabia, y nos va dando pasos en camino al Orden Sagrado. El sábado pasado tuvimos lo que se llama la Admisión en la Catedral, que es un paso diría el más importante dentro del seminario, antes de ser cura por supuesto”.

“Yo entré al seminario en el 2021, después de cuatro años sucede generalmente, se da lo que es la admisión. Es un rito por medio del cual, en el marco de una Misa donde suceden dos cosas importantes, se juntan dos voluntades. Son la de la iglesia y la del candidato a ser cura. Entonces, en ese marco, el candidato expresa públicamente su deseo de continuar formándose para ser sacerdote y la Iglesia, después de un tiempo reconoce públicamente que ve en el candidato signos vocacionales serios y se compromete a seguir formándolo hasta ser cura”.

La Iglesia en la formación

Es muy lindo este proceso del seminario porque es como, yo siempre digo que es como un noviazgo antes del casamiento, donde las partes se van conociendo y es un proceso muy lindo y donde en mi caso particular, a mí entrar al seminario me permitió empezar a conocer mucho más la Iglesia. El seminario te amplía horizontes en cuanto a la Iglesia y a mí, en mi caso particular, me enamora ir conociendo distintas cosas que va haciendo la Iglesia”.

Un signo de la admisión, hablábamos de estas dos voluntades, es que también el candidato, el seminarista, empiece a usar camisa de cura. Es a partir de la admisión, de cierta manera, es que el candidato, el seminarista, empieza a utilizar camisa de cura, que durante esos cuatro años previos no la usaban. 

La Misa de admisión 

Bueno fue un día muy emocionante yo estaba hablando con varios amigos y les decía si no es el día más feliz de mi vida hasta hoy pegan el palo. En mi caso particular me sentí muy abrazado por la Iglesia es un día donde también nosotros vamos pasando por distintas comunidades distintas parroquias es un día donde también las parroquias nos acompañan. Yo pasé por la redonda del belgrano por San José de flores y por San Rafael Arcángel donde estoy hoy”. 

“Cuando entra el seminario un cura me dijo `Pablo vas a firmar un cheque en blanco a Dios´ y no entendía muy bien qué quería decir eso pero si lo que sé hoy es que lo que hubiera puesto ahí ese precio ese monto es mucho menor de lo que hoy me está regalando”

La vocación sacerdotal

“La verdad que Dios es muy bueno el que tiene la vocación de ser sacerdote y se anima y da el paso y una vida increíble hermosa con desafíos pero en el mismo tiempo hermosa y apasionante entonces ese día de la admisión fue un día de mucha emoción y gratitud claro lo vivimos así de mucha emoción gratitud ver el camino recorrido durante estos cuatro años ver las cosas que pasaron lo que va pasando en nuestro corazón y ver cómo la iglesia también lo va objetivizando”. 

El lectorado es lo mismo, una ceremonia que se da en el marco de una misa, presida por el Arzobispo, y es un momento donde se instituye el ministerio del lectorado. La iglesia, a través de una bendición realizada por el Arzobispo, nos encomienda, nos regala al ministerio del lectorado, y todo regalo, don, tiene una tarea también. Una responsabilidad. Todo es, en general, don y tarea”.

Dones de Dios

Cuando uno tiene un don, un regalo, siempre es también para poner a servicio de los demás. Entonces, la iglesia nos confía el hecho de seguir formándonos en lo que es la palabra de Dios, seguir rezando fuertemente con ella, seguir estudiando, como venimos haciendo Para poder ponerla a disposición de los demás. Siempre el objetivo es poder servir más y mejor al pueblo de Dios”. 

La otra etapa, la de la cual he dado, tiene que ver más con un servicio en el altar y todo lo que tiene que ver con la eucaristía, entonces poder llevar la eucaristía a los enfermos, poder ayudar en Misa en todo lo que se refiere a la Eucaristía, entonces tiene que ver con ese servicio en la mesa del pan, en la mesa de la Eucaristía, lo que es el lectorado es en la mesa de la palabra de Dios”

El lema tiene mucho que ver con esto de la vocación, y cómo realmente sentimos que desde toda la eternidad Jesús pensó en nuestro nombre para esta vocación al sacerdocio. Entonces veíamos esta frase, este pasaje de Isaías, como que representaba realmente lo que nosotros sentimos”.

Su historia

“Cuando terminé el colegio, estudié abogacía en la UCA, me recibí de abogado. Trabajé cinco años como abogado y entré al seminario a los 27 años. En general, el promedio suele ser entre los 20 y 22, más o menos. A los 18 años ya había tenido una inquietud en una oración donde apareció la pregunta, `¿Por qué no ser cura?´. El tema es que eso no estaba en mis planes, pero la pregunta fue quedando. A veces se iba, a veces yo la pateaba, trataba de no escucharla, pero la pregunta como que siempre volvía a aparecer, hasta que después en la pandemia fue un momento donde uno se quedó en el espejo frente a uno mismo y me di cuenta de que estaba muy feliz con mi vida, porque estaba bien, pero que no era todo lo feliz que podía ser”.

Creo, y estoy convencido, que Dios quiere que seamos felices y plenos y vivamos la vida con esa pasión. Entonces yo decía, yo no estoy viviendo así, o sea, yo estoy contento, estoy bien, pero creo que puedo estar mucho más feliz. Me empecé a acompañar con un sacerdote que me empezó a ayudar, en este lo que se llama discernimiento, que es ir distinguiendo qué va pasando en mi corazón, y junto con él llegamos a la conclusión de que era importante ver si entrar al seminario definitivamente no tenía que ver con mi vocación verdadera y última, ¿no? Así que entré al seminario y desde ahí que vengo muy feliz y mi idea es, si Dios quiere, el día de mañana que la Iglesia me pueda ordenar como sacerdote”. 

Una Iglesia Presente

Gracias al seminario empecé a conocer un montón de lugares de misericordia, donde está la iglesia presente. Se me viene a la cabeza el cottolengo de Claypole, se me viene a la cabeza el hogar donde están las hermanas de María Teresa de Calcuta, hospitales, los hogares de Cristo, ir a distintas villas donde está la iglesia muy presente. Esas cosas me hacen enamorarme de la iglesia, me hacen enamorar también de lo que es requerir un sacerdote también en ese sentido, para poder servir mejor”. 

A veces hay un poco de miedo, pero sin duda que si tenemos la vocación de ser sacerdotes y nos animamos a dar ese paso, es lo mejor que nos puede pasar en la vida. Y creo que la alegría es lo que refleja eso, poder vivir plenos, felices y animarse a dar ese paso que Dios nunca nos defrauda”. 

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