Más de 1100 jóvenes se reunieron para celebrar juntos la Vigilia de Pentecostés y recorrer un camino de emociones como los discípulos de Emaús.
La alegría y el entusiasmo que contagia el Espíritu Santo se hizo notar en las reflexiones, cantos y bailes compartidos, resignificando los miedos, dolores y tristezas de cada uno. «Aunque tengamos miedos y tristezas, como cantamos fuerte recién, no tenemos miedo, sabemos que Jesús está con nosotros y sabemos que el Señor enciende nuestra vida y nos enciende en la alegría regalándonos el Espíritu Santo«, los animó el Arzobispo Jorge García Cuerva.
Un camino de emociones
La Vicaría de Jóvenes convocó a todas las comunidades de jóvenes de la Arquidiócesis para recibir la llegada del Espíritu Santo en el Colegio Marianista. Durante la tarde, los jóvenes que iban llegando, eran invitados a realizar el «Camino a Emaús«.
Al igual que los discípulos de Emaús, el recorrido invitaba a reflexionar sobre el miedo, la tristeza, la decepción y la violencia que se hacen presentes cuando, enfocados en uno mismo, no se logra ver a Jesús resucitado.
A medida que el camino avanzaba, los signos de la presencia de Jesús vivo se hacía más palpables a través de los 5 sentidos. Al igual que a los discípulos, Jesús siempre encuentras el modo de explicar su misterio según las necesidades de cada uno.
Finalmente, el corazón arde gracias al encuentro con Jesús, un encuentro que llena el alma de alegría, un encuentro que moviliza a anunciar su Buena Noticia. Jesús te encuentra y se queda para siempre en el Espíritu Santo.
Llevar la luz del Espíritu Santo
Luego de compartir los miedos, dolores y tristezas más profundos de los jóvenes y también las alegrías, motivaciones y alivios de llevar al Espíritu Santo en pequeños grupos, los más de mil asistentes se reunieron en una meditación guiada que preparó la Vicaría de Jóvenes junto con cantos del coro.
Al finalizar, Mons. García Cuerva desafió a los jóvenes: «Te propongo que, a más tardar en una semana, tengas que buscar a alguien que realmente la esté pasando mal en serio; y que le cuentes que Jesús está vivo, y que le cuentes que Jesús camina a su lado como nos dimos cuenta hoy leyendo la lectura de los discípulos de Emaús, y que le cuentes que no está todo perdido, y que le cuentes que su corazón también puede arder, y que le cuentes que el Espíritu Santo viene a encenderlo y que con ese viento fuerte sopla, sopla y se lleva tristezas y miedos«.
Antes de la bendición final, el padre Jorge afirmó: «De eso se trata ser testigo de Jesús, de compartir la luz del Espíritu y la alegría con aquellos que la están pasando mal. Le damos gracias al Señor porque nos encendió la vida, le damos gracias a Jesús porque nos regala el Espíritu y porque camino a nuestro lado, pero nos llevamos un enorme compromiso». Finalmente pidió: «No se apaguen muchachos, no se apaguen nunca«.