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Vigilia del Jubileo de los Jóvenes

por prensa_admin
Vigilia del Jubileo de los Jóvenes

Casi 1 millón de jóvenes compartieron la Vigilia del Jubileo de Jóvenes con el Papa León XIV en Tor Vergata. Más de mil de ellos eran argentinos.

El sol comenzaba su descenso en el predio de Tor Vergata. El Papa León XIV aterrizó con un helicoptero de la Santa Sede y se adentró entre los jóvenes en el papamóvil. Al llegar frente al altar, tonó la cruz jubilar entre sus manos y caminó alrededor de cien metros con ella en alto, al son del himno “Llama viva para mi esperanza”.

Revestido con los ornamentos litúrgicos, el Papa comenzó la liturgia de la oración de la noche. Al invocar al Espíritu Santo, una suave brisa fresca alivió a los peregrinos que llevaban desde el mediodía en el predio, expuestos al sol romano.

El Papa responde a los jóvenes

Tres jóvenes de diferentes lenguas representaron a todos los peregrinos del Jubileo para preguntar al Papa acerca de la amistad, el valor de decidir, y la llamada al bien. León XIV respondió a cada uno en su lengua, con un tono cercano y paternal.

“Es a través de los vínculos que crecemos”, afirmó el Papa. “La verdad, en efecto, es un vínculo que une las palabras a las cosas, los nombres a los rostros. La mentira, en cambio, separa estos aspectos, generando confusión y malentendidos”, advirtió. Además de aconsejarles no abandonar nunca la búsqueda de la verdad, los invitó: “La amistad con Cristo es nuestra estrella polar. Cuando nuestras relaciones reflejan este intenso vínculo con Jesús, ciertamente se vuelven sinceras, generosas y verdaderas”.

“La decisión es un acto fundamental”, comenzó la segunda respuesta del Papa. “Queridos jóvenes, se aprende a elegir a través de las pruebas de la vida, y en primer lugar recordando que hemos sido elegidos”, continuó. “La valentía de elegir surge del amor que Dios manifiesta a Cristo… El miedo deja entonces espacio a la esperanza, porque estamos seguros de que Dios lleva a término lo que comienza”, animó a jóvenes.

Al responder la tercera de las preguntas, el pontífice exclamó “Queridos jóvenes, Jesús es el amigo que siempre nos acompaña en la formación de nuestra conciencia. Si realmente quieren encontrar al Señor resucitado, escuchen su palabra, que es el Evangelio de la salvación. Reflexionen sobre su forma de vivir y busquen la justicia para construir un mundo más humano. Sirvan a los pobres y den testimonio así del bien que siempre nos gustaría recibir de nuestros vecinos. Adoren a Cristo en el Santísimo Sacramento, fuente de vida eterna. Estudien, trabajen y amen siguiendo el ejemplo de Jesús, el buen Maestro que siempre camina a nuestro lado”, y concluyó: “El Señor mismo nos reúne para formar una comunidad de creyentes que se apoyan mutuamente. ¡Cuánto necesita el mundo misioneros del Evangelio que sean testigos de justicia y paz! ¡Cuánto necesita el futuro de hombres y mujeres que sean testigos de esperanza! Queridos jóvenes, ¡esta es la tarea que el Señor resucitado nos confía a cada uno de nosotros!”.

Los jóvenes a los pies de Jesús

La Vigilia continuó con su parte central: la Adoración Eucarística. Arrodillado frente al Santísimo expuesto, el Papa rezó junto al millón de jóvenes. Por sus intenciones, por la paz en el mundo, por las amistades sinceras, las búsquedas profundas del corazón y la esperanza en Cristo.

El Evangelio de los discípulos de Emaús y los himnos entonados por el coro, acompañaron la oración en un Tor Vergata inundado de silencio. Los jóvenes observaban a Jesús Eucaristía en la mirada conmovida y enamorada del Papa León XIV.

Finalizada la adoración, el Papa se despidió de los jóvenes y les deseó una bendecida noche de descanso. Pero Jesús se quedó entre ellos; en sus conversaciones, en sus cantos, en sus bailes, en las amistades nuevas e interculturales, en su sueño profundo en una bolsa de dormir.

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