La 48° Peregrinación Juvenil a Luján se realizó este fin de semana con la alegría de las comunidades, familias y amigos de todo el país que se acercaron caminando desde el Santuario de San Cayetano en Liniers a la casa de María en Luján, para llevar su cansancio e intenciones a sus pies.

Bajo el lema «María, míranos con ternura, queremos unirnos como pueblo», elegido por consenso de la Comisión de Piedad Popular desde comienzos del año, e inspirado en las intenciones de los peregrinos del Santuario de Luján, la Peregrinación llevó a la Virgen las oraciones de todos los argentinos.

Los peregrinos caminaron bajo un sol cálido y un cielo despejado en el día; durante la noche, la brisa refrescó sus rostros y la temperatura acompañó para que el trayecto fuera un poco más llevadero.

Entre conversaciones, oración del rosario y música, apoyados unos en los hombros de los otros, poco a poco fueron llegando a la casa de María en Luján.

La misa central, celebrada a las 7:00 del domingo en la Plaza de la Basílica de Luján, fue presidida por el Cardenal Mario Poli y concelebrada por el Arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Scheing, y los obispos Damián Nannini, de San Miguel, Jorge Lugones, de Lomas de Zamora, Enrique Eguía Seguí, José María Baliña y Juan Carlos Ares, de Buenos Aires, y Martín Fassi, de San Martín.

Durante la Homilía, el Cardenal Poli inició con un recordatorio: «Todo comenzó al pie de la cruz cuando Jesús, por todos nosotros, se ofrecía en ese sacrificio de amar hasta el extremo… Y en el desborde de su amor nos entregó a su Madre«.

«A María le dice: ahí tienes a tu hijo, a tu hija. Y al discípulo le dice: ahí tienes a tu madre. Y desde ese momento el discípulo se la llevó a su casa, a sus cosas, a su vida» repasó el Evangelio.

Luego se dirigió a los peregrinos «Esto es lo que hicieron ustedes con la peregrinación, la mejor oración que tiene la iglesia peregrina: este acto de amor inmenso a la Madre de Dios… Es lo que más nos identifica con la vida que Dios nos dio. Nuestra vida es peregrina».

El Cardenal destacó «Qué lindo es sentirnos en el camino como hermanos, como un pueblo peregrino, un pueblo fraterno, solidario». y expresó un deseo para los argentinos «Cómo nos gustaría que esta fuerza fraterna se proyecte sobre toda la Argentina para que nos sintamos más hermanos«.

«Peregrinos, peregrinas» se dirigió el arzobispo a todos los presentes en la Plaza «la Iglesia es Madre, tiene el rostro de María. La Iglesia siente que sus hijos caminan hacia Cristo«.

Mario Poli invitó a recordar esa Eucaristía en el corazón, a repetir en cada misa el sentimiento de amor a la Virgen y a Cristo, y recordó una carta del Papa Francisco «nosotros pensamos que cuando vamos a misa depende de nuestras ganas, en realidad el Papa nos dice: en cada Eucaristía es Cristo que desea ardientemente encontrarse con cada uno de nosotros«.

La Comisión de Piedad Popular, que trabajó en la organización previa, durante y posterior de la Peregrinación, coordinó los servicios de asistencia para los peregrinos en general, y los servicios de policía, seguridad vial, defensa civil en cada municipios.

Aunque algunos grupos parroquiales o comunitarios caminan con su grupo de apoyo, la mayoría de los peregrinos caminan con amigos o familiares, los puestos gratuitos de asistencia médica y alimentos a lo largo de la ruta les dan el soporte necesario.

Cada caminante llevó en su corazón un motivo para peregrinar, pero lo que en verdad movilizó a todos fue la fe y el amor, que los impulsó a caminar casi 60 kilómetros para llegar a los pies de la Virgen y ponerse en las manos de Dios.

Un camino que es figura de la vida, la vida es una Peregrinación, un caminar hacia Dios que no se hace solos, sino con otros, ayudándose unos a otros.