Como todos los años, la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur pidió celebrar una misa en la Catedral metropolitana de Buenos Aires para  conmemorar a los 649 Héroes que dieron la vida por la Patria. 

Presidió la misa mons. Enrique Eguía Seguí y participó, en esta fecha especial, el Coro del Grupo Música Litúrgica, que acompañó con sus cantos la celebración y al terminar interpretó unas obras musicales en el marco de un “Concierto por la paz”, destacándose el canto del Ave María.

También hizo su aporte en esta celebración el grupo lírico Héroe!, tanto en el momento de la recepción e ingreso a la Catedral, como al cierre del momento celebrativo dentro del templo.

En un comunicado de la Comisión de Familiares destacaron que “todos los presentes, acompañados con la banda militar del Regimiento 1 de Patricios, cruzaron a plaza de Mayo con 649 velas llevando la luz de quienes quedaron custodiando las Islas Malvinas”.

A la voz del pueblo común, que implora el fin de la guerra. En nombre de Dios, que se escuchen los gritos de los que sufren y que cesen los bombardeos y los ataques. Que haya un enfoque real y decisivo en la negociación, y que los corredores humanitarios sean efectivos y seguros. En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta masacre! (Papa Francisco, Ángelus 13 de Marzo)

Allí junto a la banda de Patricios se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino, se hizo un minuto de silencio y finalmente se cantó la marcha de Malvinas.

Al término de la misma con las 649 velas, los presentes se dirigieron al Cenotafio de los Caídos en Malvinas ubicado en Plaza San Martín, en Retiro.

Durante la homilía, mons. Eguía destacó que “como hace tantos años -más de 15 al menos- nos reunimos aquí para celebrar esta conmemoración de los queridos caídos en Malvinas, familiares de ustedes, cercanos, conocidos”. 

Familiares presentes. Las dos primeras
del lado del pasillo, madres de caídos en Malvinas

Recordó el viaje realizado con los Familiares en junio de 2017, cuando “la identificación y el nombre escrito en las tumbas del cementerio fue un paso importante para sanar el dolor y el vacío de la ausencia. Aquél viaje -que tuve el privilegio de acompañar- fue un desahogo enorme en medio de la tristeza del recuerdo. Fue sanante, consolador”.

También hizo mención a la inquietud mundial debido a que “hoy somos testigos de nuevas amenazas de dolor en el marco de la guerra en Ucrania. La experiencia vivida en Malvinas, y sus muertos inocentes, nos anima a dar un fuerte grito por la paz”. Aquí mencionó los dichos del Papa Francisco en el Ángelus del 13 de marzo: «a la voz del pueblo común, que implora el fin de la guerra. En nombre de Dios, que se escuchen los gritos de los que sufren y que cesen los bombardeos y los ataques. Que haya un enfoque real y decisivo en la negociación, y que los corredores humanitarios sean efectivos y seguros. En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta masacre!”.

Finalmente Mons. Eguía exhortó que, ante la cercana celebración de la Pascua, “pongamos la vida de estos héroes en manos de Dios, bajo el acontecimiento de la Resurrección de Cristo, que nos anima a mantener la esperanza y la alegría, sabiendo que Dios Padre puede dar luz en medio de cualquier oscuridad. María como buena madre que entiende el dolor por haber acompañado a  su hijo sufriente, nos proteja y anime a seguir adelante”.

En la vigilia de la noche del 1 de abril, el Pbro. Walter Marchetti estuvo presente en un acto convocado por ex combatientes y veteranos de Malvinas. 

La conmemoración se realizó en el cenotafio ubicado en Plaza San Martín en el barrio de Retiro, donde el padre Walter realizó una bendición y oración por los caídos en combate.