En el marco de la Fiesta de Corpus Christi, se despidió al cardenal Mario A. Poli y se le agradeció por su entrega y servicio durante estos 10 años de ministerio.
La Iglesia porteña, representada por dos laicos, un sacerdote y un obispo, le dedicó la siguientes palabras:
Querido Obispo Mario
Después de tantos años compartidos llegó el momento de despedirte como nuestro Padre y Pastor, aunque seguirás en medio de nosotros como siempre fuiste, uno de nosotros.
Damos gracias a Dios por tu ministerio pastoral, tu paso por San Cayetano, por el Seminario, las clases en la Facultad de Teología, la Vicaría de Flores y el reencuentro hace 10 años cuando de Santa Rosa volviste a nuestra querida Buenos Aires para suceder a quien fue llamado a ser pastor universal.
Damos gracias por la Eucaristía que celebraste en las grandes ocasiones, en las fiestas de las parroquias, en las comunidades religiosas, y en el sencillo reemplazo cuando un párroco lo necesitaba. No vamos a olvidar tu luminoso magisterio episcopal, la profundidad de y tus homilías, cartas y mensajes, teniendo como inspiración primera la misma Palabra de Dios.
Damos gracias por tu acompañamiento pastoral, en particular por el proceso y la convocatoria del Sínodo, en sintonía inmediata con el sueño del Papa Francisco para la Iglesia de hoy. Tu actitud de escucha y atención para todas las vocaciones facilitaron la integración en comunión del laicado, la vida consagrada y el presbiterio.
Damos gracias porque, siendo Cardenal Arzobispo, siempre fuiste un cura más entre nosotros, puertas y corazón abiertos para recibirnos y para visitar todos los rincones de nuestra Arquidiócesis. Tu cercanía de padre con los enfermos, los largos ratos confesando en los Santuarios y en la Catedral, los gestos misioneros junto a la imagen de la Virgen de Luján acercando la bendición de Dios a quien te la pedía. Tu espontánea transparencia, tu sencillez y tu austeridad – entre otras tantas virtudes -, hablan de la grandeza de tu persona en los gestos pequeños.
Damos gracias porque fuiste la imagen de Jesús Buen Pastor entre nosotros. Por eso te dejamos de recuerdo esta imagen que representa tu ministerio en la Arquidiócesis, y junto a ella, las Conclusiones del Sínodo que nos animaste a vivir con tanta pasión evangelizadora y misionera.
Como expresión de nuestro cariño, amistad y agradecimiento te regalamos este fuerte aplauso. ¡¡¡Y que Dios te bendiga!!!