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Cómo se vivió el Viacrucis de la ciudad

por Justina Kleine

La Iglesia de Buenos Aires realizó el viacrucis de la ciudad en la noche del Viernes Santo caminando juntos, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, desde las calles Av. de Mayo y B. de Yrigoyen hasta la Catedral Metropolitana, para recordar el camino de Jesús con la cruz a cuestas.

Adultos y jóvenes, familias, amigos y desconocidos, se congregaron para iniciar el recorrido siguiendo la propuesta del Sínodo que recordó Monseñor José María Baliña «El Sínodo terminó en 2021, pero la propuesta sigue, sigamos caminando juntos».

La cruz que presidió la marcha era cargada y escoltada por el Arzobispo Mario Poli y los obispos auxiliares Enrique Eguía y José María Baliña, quienes se alternaban para llevar la cruz como se alternaron también los lectores de las reflexiones de cada estación como signo de un camino que no se hace solos, sino acompañados.

A los pocos metros, rodeada por la multitud, Monseñor Giobando guiaba la imagen del Jesús Nazareno que peregrinaba desde la Santa Casa de Ejercicios Espirituales para continuar la obra de Mamá Antula, «Esta misma imagen llevaba la beata, y con ella ayudó a aliviar el corazón de tantas personas en Jesús», recordó Giobando.

Con el canto de «Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo», la ciudad, reunida en torno a la cruz, fue testigo una vez más del símbolo de amor que dejó Dios en la cruz; como dijo el Arzobispo en sus palabras finales al llegar a la Catedral «La cruz es el amor crucificado; en ese momento, la cruz es signo de vida y de salvación».

En la última cuadra del recorrido, Poli cargó la cruz en sus manos y su caminar se hizo mucho más firme, como si, al contrario, fuera Cristo quien lo llevaba a él, «Mirando la cruz tengo las respuesta a todas mis preguntas».

Después de dar una vuelta a la Plaza de Mayo con las últimas estaciones del viacrucis, ya en la puerta de la Catedral Metropolitana, el Cardenal se dirigió a toda la ciudad para recordar la esperanza que despierta el sacrifico de amor del Hijo de Dios en la cruz y recordó las palabras de San Juan XXIII, «Una mirada a la cruz enciende la llama de la esperanza en los momentos más oscuros de la vida».

«Todas nuestras infidelidades golpearon el cuerpo del Señor, y ¿saben qué? Él las convirtió en amor» reflexionó el Arzobispo con emoción contenida en la voz, y exhortó a no caer en el individualismo y la indiferencia, «la esperanza cristiana no permite que nuestro corazón de carne se convierta en un corazón de piedra».

Mario Poli centró su mensaje en la cruz como signo de esperanza, recordó las enseñanzas del catecismo «La virtud de la esperanza es el anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre» y exhortó «Hoy, en la Argentina que vivimos, con sus luces y sus sombras, mantengamos los puentes solidarios que traza la esperanza con los que menos tienen«.

Para terminar el día, la banda de la Policía acompañó el ingreso a la Catedral donde todos los presentes adoraron y acompañaron la imagen del Cristo yacente acompañados de la Virgen María que «nos enseña el camino a los pies de la Cruz«.

 

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