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Corpus Christi: «verdadera comida con sabor a todos»

por Justina Kleine

La fiesta de Corpus Christi reunió a toda la Iglesia porteña, grandes, chicos y jóvenes, a celebrar el don de la Eucaristía. «La Eucaristía es verdadera comida con sabor a todos«, dijo el Arzobispo Jorge García Cuerva durante la misa en la Plaza de Mayo.

Por la mañana, los jóvenes se reunieron en la Plaza Miserere y compartieron actividades para profundizar en el lema que acompañó la fiesta de este año: Eucaristía, la alegría de la mesa compartida. Pasado el mediodía comenzaron su marcha hacia la Plaza de Mayo, y las calles se pintaron de una verdadera manifestación de la alegría de ser jóvenes cristianos.

Animados a provocar una revolución

Redoblantes, silbatos, banderas, cantos y bailes, las sonrisas estampadas en los rostros de los jóvenes de la ciudad que salieron a las calles para manifestar su alegría de que con Jesús en la Eucaristía «es posible una vida nueva«, como decían los folletos que repartieron por todo once.

García Cuerva se dirigió a los jóvenes en Plaza Miserere y los motivó a caminar y marchar: «con los pies porque hay muchos hermanos que nos necesitan, movernos con las manos, ser solidarios y movernos con el corazón. Siempre estar en movimiento con el corazón, siempre querer llegar a otros hermanos, siempre salir a buscar».

La mesa del Pan de Vida

Durante la homilía el padre Jorge reflexionó: ”el Señor ve la comida como algo comunitario. Por eso dice ‘¿Dónde voy a comer la comida Pascual con mis discípulos?’ Jesús no entiende esa comida como algo de Él solo, esa comida es con todos, es el mejor antídoto contra la gran pobreza de la ciudad: la soledad. No es una relación intimista o privada que nos aleja de los hermanos y de la realidad. La Eucaristía es verdadera comida con sabor a todos».

Una comida en comunidad donde hay espacio para todos, por eso la preparación del lugar donde se va a celebrar la cena es importante. «Un lugar en el que todos nos podemos sentar, donde podamos descansar nuestras penurias, podamos allí poner nuestras tristezas, podamos allí descansar de tanto esfuerzo, podamos allí descansar nuestras fatigas. Por eso con almohadones. Así también tienen que ser nuestras celebraciones, en las que cada uno pueda descansar su vida y la ponga desnudamente y sin vergüenza sobre el altar«, invitó el Arzobispo.

Una mesa que está por encima de las diferencias y las ideas de cada uno: «Porque con la Eucaristía tenemos que volar alto, haciendo realidad el sueño de la fraternidad universal«, dijo García Cuerva y agregó: «la mesa ya está dispuesta, está todo listo, sólo tenemos que acercarnos y alegrarnos de compartir el Pan de Vida, para luego ser testigo del Señor en la vida cotidiana«.

Anticipamos en Buenos Aires la mesa de la fraternidad

Al finalizar la misa, todos los presentes caminaron en procesión con la Eucaristía por la Plaza de Mayo, resonando las palabras de San Oscar Romero que el Arzobispo recordó en su homilía: «Si creemos de verdad que Cristo, en la Eucaristía de nuestra Iglesia, es el pan vivo que alimenta al mundo, y que yo soy el instrumento como cristiano que creo y recibo esa hostia y la debo llevar al mundo, tengo la responsabilidad de ser fermento de la sociedad, de transformar este mundo«.

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