El martes 29 de abril se realizó un encuentro celebratorio de la memoria del Papa Francisco en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. El homenaje, que se llevó a cabo en el Salón Montevideo del Palacio Legislativo, fue encabezado por el Arzobispo Mons. García Cuerva, quien instó a honrar a Francisco con la convicción  de «Nunca negar las diferencias, pero poder consensuar, poder acordar, respetarnos, poder mirarnos a los ojos y descubrir que el otro es mi hermano, aunque piense distinto«.

La Presidenta de la Legislatura Clara Muzzio y el Vicepresidente I Matías López, junto al Arzobispo de Buenos Aires Jorge Ignacio García Cuerva y el Obispo Auxiliar Pedro Cannavó, lideraron  el acto que contó con la presencia de legisladoras y legisladores de vario bloques, de autoridades de la Legislatura y de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.

El legado de Francisco

En su alocución, Monseñor García Cuerva mencionó que “En el corazón tenemos sentimientos encontrados, por un lado hay una gran acción de gracias a Dios por haber vivido en este tiempo, porque en este presente tuvimos el regalo de Francisco, de poder experimentar su vida, su testimonio, su magisterio, su enseñanza, su palabra y sus gestos. Pero, indudablemente, también hay el dolor de la partida, de la ausencia física, el dolor de no haberlo disfrutado más, de no haberlo dejado a Bergoglio ser Francisco, esa es la deuda de los argentinos, lo metimos a uno y otro lado de la grieta, nos creíamos que cualquier cosa que hacía era pensando en nosotros». 

También destacó: “Y el tercer sentimiento en nuestro corazón es el compromiso con la esperanza, porque el mejor homenaje  es poder llevar adelante y completar su legado, que tiene tres pasos, primero leerlo a Francisco y eso ya es contracultural, segundo hacer el trabajo de reflexionar lo que el Papa le decía al mundo, y en tercer lugar es el de los gestos y las acciones concretas, porque Francisco fue también el Papa de los gestos”.

Casa del dialogo y misericordia

Luego el Arzobispo subrayó: “Esta Casa tiene un doble compromiso, porque ustedes tuvieron a Bergoglio como vecino acá enfrente. Y hay que parecerse al vecino que nos invitaba a vivir la fraternidad; nunca negar las diferencias, pero poder consensuar, poder acordar, respetarnos, poder mirarnos a los ojos y descubrir que el otro es mi hermano, aunque piense distinto. Desterrar el odio, desterrar la violencia verbal, desterrar la descalificación. También era Francisco el padre de la misericordia y de la alegría, porque misericordia significa que mi corazón se conmueve ante la miseria del otro. Qué hermoso tener gente que se dedica a la política, que se conmueve ante la miseria de otro”, indicó Mons. García Cuerva. 

Al concluir, impartió una bendición para la Legislatura de la ciudad, en la que inspiró: “Que sea la casa del diálogo, que sea la casa de la fraternidad, de los acuerdos. Y cuando tengan ganas de pelearse, acuérdense del vecino que vivía ahí enfrente y que sigue entre nosotros”.