La comunidad de la parroquia San Nicolás de Bari recibió a su nuevo párroco, el padre Eduardo Casabal, con una Celebración Eucarística presidida por el Arzobispo Mons. García Cuerva. «El Papa nos dijo que las bienaventuranzas son el navegador que nos conduce al buen camino, así como San Agustín nos decía que es la regla más perfecta para los cristianos para llegar al cielo, podamos asumir nuestra propia fragilidad, nuestros propios límites, que tratemos de bajar un poco el nivel de intolerancia, de sentirnos dueños de la verdad, de tener respuesta para todo» mencionó a la luz del Evangelio.
El camino pastoral del Padre Eduardo Casabal
El Padre Eduardo Casabal recibió el Orden Sagrado en noviembre de 2012. Sus primeros pasos en el ministerio fueron como diácono en la parroquia San Juan Diego entre 2012 y 2013. Luego fue vicario en dicha parroquia hasta el año 2016. Luego tuvo un paso como vicario parroquia de Santa María Madre del Pueblo de 2016 a 2019. Entre 2019 y 2020 fue vicario parroquial en San Nicolás de Bari y también se desempeñó como rector del santuario de Jesús Sacramentado desde 2020 hasta 2025.
Inicio pastoral
El padre Eduardo Casabal asumió como nuevo párroco de la parroquia San Nicolás de Bari. Frente a la comunidad, jóvenes y amigos que se hicieron presentes, se desarrolló la Santa Misa en un clima de comunión. También, acompañaron sacerdotes de la parroquia y de otras iglesias quienes celebraron este inicio pastoral del sacerdote en su ministerio como pastor.
Caminar en comunidad
Durante la Santa Misa, Mons. García Cuerva mencionó: «El corazón del Evangelio está en estas palabras de Jesús. Quizá por eso el Señor se tomó toda una noche de oración con Dios para después poder pronunciar estas bienaventuranzas de San Lucas que son cuatro felices y cuatro lamentos. El común denominador es que son necesitados, reconocen y asumen la propia fragilidad. Se dan cuenta que hay algo que les falta. Por eso el pobre tiende la mano, porque confía y necesita de la solidaridad y de la generosidad. Por eso los que lloran se dan cuenta que algo le falta, le falta la alegría, le falta la paz».
El Arzobispo luego mencionó a la comunidad «Creo que en realidad hoy cada uno de nosotros escuchando las bienaventuranzas está llamado a asumir una vez más la propia fragilidad ha llamado una vez más a decir este soy con mis heridas con mis límites y no puedo solo».
Mons. García Cuerva se dirigió al nuevo Párroco y le dijo: «Querido Padre Eduardo, querido Cacho, Trata de dejar de sorprender, aunque seguramente muchas caras y muchas realidades que sean familiares y conocidas». Luego agregó: «Está siempre cerca de Jesús en oración. Arma equipos de trabajo siempre, con tu gente, con tu pueblo. Esta es tu comunidad, ese es su pastor. Esta comunidad frágil y necesitada necesita de su pastor. Ese pastor frágil y necesitado necesita de su comunidad. Los animo a vivir las bienaventuranzas, ser una comunidad que junto con su pastor sean muy, pero muy felices testigos de Jesús resucitado».
