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La Biblia, una conversación personal con Dios

por Justina Kleine

Leer la Biblia es entrar en diálogo con Dios. En Su Palabra, el Señor se comunica de manera única y personal con cada uno de sus hijos y los hace partícipes de la Iglesia.

Cada texto de la Biblia guarda una novedad para cada momento de la vida, y se renueva en cada ocasión con un nuevo mensaje de Dios sobre cada uno y sobre su propia persona.

Dios está cercano en la Biblia, los textos manifiestan Su presencia en la vida de las personas a lo largo de la historia. La Palabra de Dios no es una letra muerta, sino que genera un impacto en la vida de todo cristiano que tiene la capacidad, posibilidad y decisión de reconocer a Dios vivo y presente en Su Palabra.

Los cristianos se acercan a leer la Palabra de Dios con la disponibilidad para encontrar la interpelación, la seducción, el amor que Dios tiene para cada uno; con la libertad de elegir qué efecto quieren que tenga la lectura activa de la Biblia en sus vidas.

Como explica uno de los miembros de la Comisión de Animación Bíblica de la Arquidiócesis de Buenos Aires, José Luis D’Amico, «que como un rocío pueda caer sobre nosotros y provocar el crecimiento de una semilla».

Es importante aprender a leer la Biblia, conocer la historia, el contexto de cada texto, los diferentes caminos de interpretación de cada uno, los modos de acercase a la Palabra de Dios.

Al enseñar la Catequesis, es necesario que los cristianos se formen para poder encontrar la palabra propia que Dios está dando en ese momento y para cada grupo o persona en particular.

En la actualidad, las ediciones de la Biblia cuentan con instrumentos como introducciones, comentarios, textos paralelos, notas, referencias; que contribuyen a una interpretación más profunda y completa de la Palabra.

Dios habla en vida de cada bautizado a través de la Biblia, cada texto es una historia de vida en la que Dios habla: Dios habló a Abraham y a Moisés, Dios habló a y desde los profetas, Dios habla en los Salmos y en los textos sapiensales.

La vida está impregnada de Dios y como la Biblia es palabra viva y palabra que da vida, los cristianos encuentran en su vida la Palabra del Señor.

José Luis aconseja que para leer la Biblia «hay que darse espacios, hay que sentirse libres, hay que buscar la crítica: dudar de algún modo de qué pasa acá, para engancharnos con el texto de una manera nueva, como si nunca lo hubiera visto. Dudar nos hace buscar en el texto algo más de lo que estábamos acostumbrados a ver.»

La riqueza de la lectura de la Biblia está en el trabajo del propio cristiano para la interpretación de la Palabra, porque entonces «se siente parte, siente que participa y que no es ajeno, se siente que es hijo de Dios, miembro de la Iglesia».

En el marco de la VII Semana Bíblica Arquidiocesana, la Iglesia porteña se congrega en una serie de actividades para conocer y acercase más a Dios desde Su Palabra.

 

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