Portada » Manuel Belgrano, las luces de la fe a lo largo de su vida

Manuel Belgrano, las luces de la fe a lo largo de su vida

por Justina Kleine
Manuel Belgrano

Próximos al 20 de junio, fecha en que se conmemora el paso a la inmortalidad del prócer argentino Manuel Belgrano, es curioso conocer cómo fue su relación con la fe y la Iglesia. ¿Cómo fue su educación religiosa?, ¿quiénes eran sus amigos en la fe?, ¿por qué sus restos descansan en el atrio de una iglesia en Buenos Aires? Los archivos históricos y el registro de la correspondencia entre miembros del clero de la época, ayudan a conocer estos detalles.

Belgrano y la Orden de Santo Domingo

Incluso antes de nacer, los padres de Manuel Belgrano estaban relacionados de manera cercana con la Iglesia, en particular con la Orden de Santo Domingo. Sus padres,  Don Domingo Belgrano Peri y Doña María Josefa Gonzalez Casero, fueron parte de la Tercera Orden de la familia dominicana, y de la Cofradía del Rosario.

La unión de la familia Belgrano con la Orden de Predicadores de Santo Domingo (OP), no sólo era física, pues vivían a unos pasos del Convento dominico de Buenos Aires, sino que además, tanto los padres como los hermanos y sobrinos del creador de la bandera argentina participaban activamente de su misión y llegaron a ocupar cargos significativos. Así fue que Manuel Belgrano creció vinculado de manera muy cercana a la familia dominicana y forjó grandes amistades con los frailes de la Orden.

Un servicio a la Patria

Enamorado de la Patria, luego de graduarse de Bachiller y de Abogado en Valladolid, España, se convirtió en uno de los personajes centrales de la Revolución y ocupó diversos cargos que le fueron asignados para alcanzar la Independencia. A pesar de no tener formación ni experiencia militar, le fue encomendado la dirección de diversas expediciones como la del Paraguay y la del Ejército del Norte.

En cada ocasión, Manuel recibió la ayuda y el apoyo de la familia dominicana. Las familias de la Tercera Orden le cedieron sus tierras, recursos y hasta a sus sirvientas para que el General dispusiera en las batallas en defensa de la Patria, y los frailes alojaron sus tropas en los conventos dominicos. «Nuestro convento está sirviendo de cuartel y estamos muy incómodos, pero los patriotas estamos gustosos, en atención al mérito de los defensores y beneméritos de la Patria. Al Señor General Belgrano le hice una visita a nombre de usted, de que ha quedado muy reconocido«, escribía el Padre Félix José Pizarro, Superior del convento dominico de Tucumán en 1812 a otro sacerdote amigo del prócer.

La fe de Manuel Belgrano

El Gral. Belgrano encomienda la Batalla de Tucumán a Nuestra Sra. de la Merced

El Gral. Belgrano encomienda la Batalla de Tucumán a Nuestra Sra. de la Merced

Los Santos y la Virgen acompañaron a Belgrano en cada una de sus empresas y responsabilidades. En 1799 inauguró la Escuela Náutica bajo la protección del santo dominico San Pedro González Telmo. Por otra parte, en una de las batallas prometió el «voto de la victoria»: construir en San Miguel de Tucumán una iglesia a Nuestra Señora de la Merced, como recuerdo y trofeo de la victoria conseguida en aquel lugar.

En una de las cartas de su correspondencia con el General San Martín, con quien mantenía una amistad cercana y a quien pedía consejo militar, Belgrano escribió: «mi amigo, espero en Ud. un compañero que me ilustre, que me ayude y quien conozca en mi la sencillez de mi trato y la pureza de mis intenciones, que Dios sabe que no se dirigen si se han dirigido más que al bien general de la Patria…«, dejando de manifiesto su humildad y su fe en los designios de Dios.

Los últimos días del General Belgrano

En 1819, ya con la salud quebrantada, regresó a Buenos Aires, a la casa de su niñez, vecina del Convento de Santo Domingo, donde los frailes lo visitaban para brindarle compañía y consuelo en sus últimos días. Finalmente, el 20 de junio de aquel año, Manuel Belgrano entregó su alma a Dios. Su cuerpo, vestido con el hábito dominico, fue sepultado afuera de la Basílica Nuestra Señora del Rosario, junto a la puerta del templo dominico. Allí, ochenta y tres años después, el pueblo argentino erigió un mausoleo en su honor que aún hoy se puede visitar en la esquina de la Avenida Belgrano y Defensa.

Muerte del General Manuel Belgrano

Muerte del General Manuel Belgrano

 

Fuente: Revista HISTORIA n 20, p. 67-87, «El General Belgrano y la Orden de Santo Domingo», Fr. Rubén González O.P. (2000).

También te interesará

Dejar comentario

Holaaaaa