La misa en sufragio del Papa emérito Benedicto XVI se realizó hoy al mediodía en la Catedral metropolitana, presidida por el Cardenal Mario Poli junto al Nuncio Apostólico Monseñor Adamczyk Miroslaw, y el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Oscar Ojea.
La Celebración contó con la presencia de autoridades del gobierno, instituciones, militares y policiales; sacerdotes, religiosos y religiosas de la diócesis; representantes de diferentes credos cristianos, y laicos de la Ciudad de Buenos Aires que se reunieron para rezar por el descanso de Benedicto XVI.
Durante la homilía, el Cardenal recordó la vida del Papa emérito, desde su niñez hasta sus últimos días, y destacó su entrega, servicio y amor por el anuncio del Santo Evangelio.
«Hoy nos presentamos como testigos de las obras que acompañan al cristiano que estamos encomendando a la divina misericordia» comenzó Poli.
Recordó los años felices de la niñez de la familia Ratzinger, el reclutamiento para la Guerra de un joven Joseph que llegó a ser prisionero de guerra en sus tres años de servicio; y su feliz ordenación sacerdotal al finalizar sus estudios después de la Guerra en Alemania.
«Después de su ordenación sacerdotal, la fuente de la gracia sacramental y la necesaria belleza de la celebración litúrgica serán una referencia constante en su enseñanza teológica» destacó Poli sobre el ministerio del Papa emérito.
También rescató su fuerte vocación a la docencia y al estudio, siempre al servicio de la Iglesia, para la educación y la divulgación de libros sobre la fe católica y la Verdad de Cristo.
«En el plan de Dios estaba reservado para ocupar la cátedra de Pedro, elección que lo sorprende a una edad donde la mayoría declinan sus actividades a trabajos pasivos» dijo el Cardenal al recordar el servicio de Ratzinger como Papa.
Destacó las Encíclicas escritas por Benedicto durante su pontificado: la primera «nos presenta la imagen de la Iglesia como comunidad de amor» seguida por las Cartas Encíclicas «Spe Salvi, sobre la esperanza cristiana; Caritas in Veritate, sobre el desarrollo humano integral en la Caridad y en la Verdad».
En cuanto a su cuarta encíclica Lumen Fidei, sobre la fe, llegó a escribir una primera redacción y luego fue asumida por el Papa Francisco, «el único documento pontificio elaborado a cuatro manos».
«Sí, el Papa anciano nos contagió la alegría de ser cristianos» afirmó el cardenal al recordar diferentes discursos de Benedicto XVI en los que insistía «En estos días bendecidos con la alegría y el deseo de compartir, hagan la experiencia liberadora de la Iglesia como lugar de la misericordia y de la ternura de Dios para con los hombres».
Poli también destacó «su pontificado se caracterizó por sostener y aumentar los puentes y canales de diálogo ecuménico e interreligioso que habían abierto sus antecesores. Propuso su pensamiento con autoridad y respeto en ámbitos seculares y políticos, académicos civiles».
Una vida «gastada en encontrar el rostro de Jesús», Poli adhirió a esta definición de la vida del Papa emérito y destacó su gran obra, la trilogía sobre Jesús de Nazaret, el testimonio de una búsqueda personal del rostro del Señor.
Al referirse a la dimisión de Benedicto XVI a su puesto en la cátedra de San Pedro, el Arzobispo afirmó «Su renuncia, conveniente, virtuosa y ejemplar; fue un acto responsable, regido por la prudencia y la libertad de quien consideró en conciencia que ya no podía responder a la misión que Dios le había encomendado».
Luego de la comunión, el Nuncio Apostólico agradeció a todos los presentes en la celebración, exhortó a todos los fieles «recordando su obra, manténganse firmes en la fe, no se dejen confundir», y ofreció las plegarias en sufragio del Papa emérito Benedicto XVI a las que se unió toda la Iglesia porteña.
Dale Señor el descanso eterno y brille para el Papa emérito Benedicto XVI la luz que no tiene fin.