El día viernes 27 de septiembre, Editorial Claretiana presentó en la cripta de la parroquia San Nicolás de Bari el libro de Mons. Jorge García Cuerva, Una alegría que nadie nos podrá quitar. Tuvo como expositores al autor del libro, y acompañó a Mons. Alejandro Daniel Pardo, Obispo Auxiliar de la Vicaría de Zona Centro y el director de Editorial Claretiana, hno. Ezequiel Takaya CMF.
En primera instancia se escuchó al Director de la Editorial quien recordó que esta obra está dentro de una colección que se inició con Bergoglio como Arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires, y lleva por nombre Pastores. Agradeció la posibilidad de editar este segundo libro de Monseñor García Cuerva, y mencionó:
Como editorial cristiana al servicio de la evangelización hace más de 60 años, queremos que te sientas acompañado, querido, animado, y que este libro pueda ser una herramienta que siga inspirando y dando frutos. Un libro para subrayar, para trabajar en comunidad reflexionando junto a otros.
Luego tomó la palabra Mons. Alejandro Pardo, quien destacó:
La palabra alegría no es solo una palabra que queda linda, sino que es una palabra que está presente en la vida del Arzobispo a pesar de las situaciones duras que deben transitar y que demuestra a través de sus actitudes, testimoniando con su vida la alegría misma, como estilo de vida.
Por último Mons. García Cuerva quiso comenzar su exposición dejando fuertemente contextualizada:
La génesis del tema de la alegría expresada en su nuevo libro, la cual, tiene su raíz en la pandemia. El título que lleva este libro son palabras de Jesús del Evangelio de San Juan “tendrán una alegría que nadie les podrá quitar” y esa fue su búsqueda, la raíz de esa alegría en medio de un tiempo de distancia y encierro: “en ese momento era Obispo en Río Gallegos con lo cual vivía aislado por lo menos de mis afectos familiares, de mis amigos de la vida…vivía como Obispo de Río Gallegos no pudiendo salir de la ciudad, con lo cual había una gran parte de mi Diócesis que yo no podía visitar.
Además adentró a los oyentes en ese camino personal de búsqueda y reflexión personal:
Recuerdo que en esos tiempos leyendo un librito de Bergoglio él cita o recuerda, una experiencia cuando estuvo en Alemania estudiando su tesis doctoral, y dijo que en los días que extrañaba mucho iba y se sentaba sobre alguna tumba en el cementerio, y entonces un compañero de estudio lo siguió un día y le dijo qué haces ahí en el cementerio y él dijo “cuándo extraño mucho a mi Argentina me siento ahí, veo pasar aviones me imagino que van a la Argentina y lo saludo”.
Además agregó:
Ese día yo empecé a encontrar la pista por dónde estaba mi alegría; me sentaba en el fondo de mi casa donde vivía en Río Gallegos y cuando pasaba el avión sanitario lo saludaba imaginando que estaba saludando a mi familia que iba a Buenos Aires” . Ahí dije, `no soy el único loco que le pasan estas cosas´ con lo cual en lo profundo del corazón yo podía recrear mis afectos, en lo profundo de mi corazón yo podía recrear mis vínculos, en lo profundo de mi corazón (y nadie me lo podía prohibir) yo saludaba a mi familia cuando el avión sanitario viajaba a Buenos Aires.
Luego mencionó:
La raíz de nuestra alegría es que Jesús está vivo y siempre se lo digo a la gente y más de uno de ustedes me habrá escuchado: Jesús está vivo ¿sí o no? bueno ¡avísale a tu cara! Y eso es lo que tiene que hacer testigos de la alegría cristiana: el poder pasar por mi vida la experiencia de la alegría.
También consultó a la audiencia: ¿Qué es la alegría cristiana y qué no es la alegría cristiana?
Las razones para la alegría no pueden depender del estado del tiempo no pueden depender del índice de inflación y no pueden depender de mi estado anímico; eso no significa que mi vida es un carnaval (…) ni del `está todo bien´ no, no está todo bien y la sonrisa de plástico no vale la pena. Decir que está todo bien no es alegría cristiana tener un optimismo berreta no es alegría cristiana. La alegría cristiana tiene que ver con la certeza de que Jesús está vivo por eso se fundamenta en la fe.
Recordó que para llegar a la alegría, debemos transitar el dolor, y ahí mencionó a María Magdalena; a quien llama la mujer de la alegría, porque:
Fue capaz de alegrarse primero, porque se lloró todo y se lloró todo en el lugar del dolor: una tumba, y no le tuvo miedo al dolor y lo transitó y como lo transitó fue capaz después de recuperar la alegría.
Para finalizar Mons. García Cuerva agradeció a todos los presentes y se quedó firmando ejemplares con el publico que se acercó.