El domingo 19 de enero se realizó la Santa Misa y la Procesión de la Esperanza con la Divina Pastora desde la parroquia Nuestra Señora de Caacupé en el barrio de Caballito hasta la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Esta advocación mariana fue celebrada por la comunidad venezolana que peregrina en la ciudad y concluyó con la procesión donde una multitud de venezolanos caminaron por las calles venerando a su patrona.

José Balza, encargado de la cofradía de la Divina Pastora, dialogó con En Camino y compartió algunas reflexiones acerca de la importancia de esta fiesta patronal, la organizaron para realizar una procesión de esta magnitud y dejó un mensaje a la Iglesia porteña que peregrina en el año del Jubileo de la Esperanza. 

Entrevista

Haciendo alusión sobre qué se celebra en la fiesta patronal explicó: “Celebramos el recuerdo de una promesa cumplida que se hizo hace más de 160 años en la que se curó a nuestra ciudad (Barquisimeto) de una epidemia de cólera. Celebramos ese hermoso milagro que nos hizo la Virgen María en la advocación de la Divina Pastora”.

Con respecto a la procesión destacó: “De parte de esta parroquia, esta sería la 3ra procesión. Pero es la primera de esta magnitud y con este apoyo arquidiocesano. Es algo que no podemos explicar, de verdad que es un verdadero orgullo y un honor que nos permitan replicar de cierta manera, la tradición que realizamos en nuestra ciudad. Ya que allá va desde el pueblito de Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto”.

Al referirse a la organizaron para este evento Balza comentó: “Mucho apoyo, tanto de las demás Cofradías de la parroquia Nuestra Señora de Caacupé, como del Párroco Eusebio Hernández. También nos ha apoyado en cierta medida algunos grupos del Gobierno de la Ciudad. Y la difusión del mensaje de parte del Arzobispo Jorge García. En nuestra Cofradía somos unas 50 personas, cada uno tiene sus tareas asignadas y ya sabe qué papel va a desempeñar durante la Procesión”.

Al referirse a la representación de la Divina Pastora en el pueblo venezolano subrayó: “Nuestro país es muy Mariano, cada Estado (Provincia) tiene su advocación local y la celebran de distintas maneras, claro hay algunas más famosas o representativas que otras. Cualquier fiesta que nos permitan emular acá, significa retomar nuestras costumbres aunque estemos lejos, es representar nuestra fe y no dejar que la distancia disminuya. Así que ella significa un poco de nuestra tierra y nuestras tradiciones a miles de kilómetros de nuestra anterior casa”.

Para concluir dejó esta reflexión a la Iglesia porteña: “Nunca olviden que Dios está con nosotros, que la Virgen María es la intercesora por excelencia y que ella nos ayuda a llegar al Padre. El mensaje es, no se alejen de Dios, la Virgen y la Iglesia, ellos están ahí siempre esperando, como un Padre que nunca te dejará y siempre te va a recibir con alegría y los brazos abiertos”.