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Homilía Mons. García Cuerva II Domingo de Tiempo Ordinario

por prensa_admin

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     2, 1-11

    Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿Qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».

    Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron.

    El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de calidad inferior. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento».

    Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.

Palabra del Señor.


Homilía Mons. García Cuerva II Domingo de tiempo Ordinario

Este Evangelio es un Evangelio que seguramente muchos conocemos desde chicos, desde la catequesis y no deja de ser palabra de Dios y al ser palabra viva siempre tiene algo nuevo para decirnos. Por eso, volvemos hoy a la lectura de las bodas de Caná y vemos una vez más a la madre de Jesús junto con los discípulos en esta boda que seguramente duraba varios días como era en aquella época, como todavía hoy se celebran en el campo, estas bodas o fiestas que duran varios días porque hay que ir esperando gente que va llegando desde lejos y me parecía que no era menor detalle imaginarnos a María y a los discípulos de Jesús en esta celebración. 

María, los discípulos y Jesús, encuentran motivo para celebrar, encuentran motivo para festejar con alegría. Que lindo poder nosotros también, más allá de las dificultades, más allá de los problemas, más allá de a veces, las cuestiones que nos llaman más la atención que tienen que ver, a veces, con malas noticias, poder también seguir encontrando en nuestra vida motivo para celebrar. Poder seguir encontrando en nuestra vida motivos para la alegría, hoy Jesús, los discípulos y María participan de estas bodas, seguramente lo hacían con alegría, seguramente lo hacían con entusiasmo. 

Creo que es un buen propósito para nosotros que estamos arrancando este 2025 que podamos también pensar que a lo largo del año y no solamente en este tiempo de verano y quizá un poco más de descanso sino también cuando nos vuelva a tomar la actividad cotidiana poder imaginarnos que tenemos que encontrar siempre motivos para la alegría. Que siempre tenemos que tener momentos y espacios para la celebración, que eso también es sano, que eso hace a nuestra vida, que eso también nos hace bien al corazón. Hoy María, los discípulos y Jesús participan de las bodas de Caná y celebran, ojalá nosotros encontremos motivos también para celebrar. 

En segundo lugar, en el contexto de la celebración de las bodas de Caná, se encuentran con que falta el vino. Es María la que se da cuenta, María se da cuenta que falta el vino y seguramente, el vino como motivo de la celebración, el vino como expresión de la alegría en la fiesta no podía faltar. Y aquí me parece una actitud interesante de la Virgen que no solamente se queda en el diagnóstico, no tienen vino, sino que inmediatamente trata de buscar una solución y la solución es ir a buscarlo a Jesús. La solución es ir y pedirle a Jesús que por favor intervenga, que haga algo. Por eso, ese “No tienen vino” de la Virgen es una oración. 

Nosotros también a veces nos damos cuenta de todo lo que falta, casi diría que los argentinos somos especialistas en hacer diagnósticos. Lo que no sé es si tenemos después de hacer una propuesta superadora. Hoy la Virgen no se queda sólo en el diagnóstico, hoy la virgen hace una propuesta superadora que es buscar una solución y la solución es pedirle ayuda a Jesús. También María busca una solución y no se queda en otra actitud que podría darse que es la de comenzar a hacer comentarios de por qué se acabó el vino que seguramente es porque los novios no quisieron gastar y compraron poco, que quizá es porque los de la mesa tanto tomaron demasiado. Creo que la Virgen evita todo comentario, la Virgen evita todo aquello que puede generar división, romper la fraternidad y entonces, dándose cuenta lo que pasa busca inmediatamente solución. 

Quisiera como segundo propósito que nos pudiéramos plantear nosotros también, que como dije a veces somos especialistas en diagnósticos, tratar de buscar solución no quedarnos solamente en el diagnóstico, no quedarnos solamente en echar culpas de por qué las cosas pasan sino cada uno desde lo propio tratar de solucionarlo. 

Y lo tercero, hay un texto muy bonito del Papa Francisco que desarrolla esta idea que nos dice la lectura de hoy. “Tú has guardado el buen vino hasta este momento” como que el buen vino se sirve al final y esto no es un detalle menor. Servir el buen vino hacia el final es también mirar el futuro con esperanza, pensar que se sirve el buen vino al final es también pensar que en nuestra vida y en la vida de todos lo mejor está por venir y por eso, en este año, Jubileo de la Esperanza encontré un texto del Papa Francisco cuando celebró una Misa por la familias en Guayaquil en Ecuador en julio del 2015 y este texto muy bonito dice así:

“Toda la historia comenzó porque no tenían vino y todo se pudo hacer porque una mujer, la Virgen, estuvo atenta. Supo poner en manos de Dios las preocupaciones y actuó con sensatez y con coraje pero hay un detalle, no es menor el dato final, gustaron el mejor de los vinos y esa es una buena noticia. El mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, lo más profundo y lo más bello para la familia está por venir. Está por venir el tiempo donde gustamos el amor cotidiano, está por venir el tiempo donde nuestros hijos redescubren el espacio que compartimos y los mayores están presentes en el gozo de cada día. El mejor de los vinos está en la esperanza, está por venir para cada persona que se arriesga al amor y en cada familia hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar. El mejor de los vinos está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario, el mejor vino está por venir en aquellos que hoy parecen ver derrumbarse todo, murmurenlo hasta creérselo, el mejor vino está por venir. Murmurenselo cada uno en su corazón, el mejor vino está por venir y susurrenselo a los desesperados y a los desamorados tengan paciencia, tengan esperanza, hagan como María, recen, actúen, abran el corazón porque el mejor de los vinos está por venir. Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, de los que sólo tienen para beber desaliento. Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos con los que por alguna u otra razón ya sienten que por alguna razón, se les han roto todas las tinajas”. 

Me pareció un texto esperanzador que pudiéramos hacer de nuestra oración esta idea de que el mejor de los vino está por venir, de que nuestra vida y en la vida de los demás aunque como dice aquí, todos los diagnósticos nos digan lo contrario, pueden pasar cosas buenas. La actitud de la esperanza y no la esperanza porque creemos en cualquier promesa. La esperanza porque creemos que Dios interviene en nuestra vida como intervino en las bodas de Caná. 

Que nos queden entonces, estos tres propósitos de la Misa de hoy de las lecturas; encontrar ocasiones para celebrar y alegrarnos, como las que tuvo María, Jesús y los discípulos participando de las bodas de Caná más allá de los problemas, buscar espacios para celebrar. Lo segundo, igual que María, no quedarnos en diagnósticos de lo que falta, no quedarnos solamente buscando culpables sino buscar soluciones, María lo busca a Jesús para resolver el problema de la falta de vino en las bodas de Caná. Y lo tercero, hacer de este el mejor vino es al final una oración y llenarnos de esperanza porque Dios interviene en nuestra vida como intervino en aquellas bodas transformando la desazón y la preocupación de que no tenían vino en la mejor de las fiestas. Confiemos en que Dios interviene en nuestra vida y que también en nuestra vida, lo mejor está por venir. 

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