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Urbi et Orbe «Jesús, el viviente, está con nosotros para siempre»

por Justina Kleine

El Papa Francisco celebró hoy la misa de Domingo de Pascua y la bendición «Urbi et Orbi» en la Plaza de San Pedro acompañado de obispos y fieles de todo el mundo.

En una Plaza de San Pedro colmada de fieles de todas las edades y lugares del mundo, con flores de múltiples variedades y colores provenientes de Holanda decorando la celebración, el Papa Francisco celebró la Misa de Pascua de Resurrección esta mañana.

Aunque la misa fue sin homilía, el Papa reservó su mensaje para el momento de la bendición «Urbi et Orbi» que proclamó desde el balcón papal minutos después de terminar la celebración de la eucaristía.

Antes de la bendición, el Papa recorrió la Plaza en el Papa Móvil y saludó de cerca a los fieles presentes en la mañana soleada y cálida de la Ciudad del Vaticano.

Momentos después, desde el balcón papal, Francisco inició su mensaje deseando «Feliz Pascua a todos», y recordó que «Pascua significa paso, porque en Jesús se realizó el paso decisivo de la humanidad de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, del miedo a la confianza, de la desolación a la comunión. Él es el Señor del tiempo y de la historia».

«No estamos solos, Jesús, el viviente, está con nosotros para siempre» recordó el Pontífice, y agregó «En Pascua el destino del mundo cambió».

Francisco reflexionó «Con la Pascua el andar se acelera y se vuelve una carrera, porque la humanidad ve la meta de su camino, ve el sentido de su destino: Jesucristo». 

«Apresurémonos también nosotros a crecer en un camino de confianza recíproca, confianza entre las personas, entre los pueblos y las naciones», exhortó el Papa a toda la Iglesia.

Con tristeza, Francisco reconoció que muchas veces ese caminar acelerado hacia Cristo se ve interrumpido por obstáculos en el camino, y pidió especialmente por cada uno de los pueblos en guerra, los conflictos, la confrontación social y los afectados por desastres naturales.

«Inspira, Señor, a los responsables de las naciones, para que ningún hombre o mujer sea discriminado y pisoteado en su dignidad» rezó Francisco durante su mensaje de Pascua, «para que se sanen esas heridas sociales, se busque siempre, y solamente, el bien común de los ciudadanos, se garantice la seguridad y las condiciones necesarias para el diálogo y la convivencia pacífica» agregó.

Concluyó su mensaje lleno de esperanza «Hoy creemos, estamos seguros, y sabemos que Cristo verdaderamente resucitó, creemos en ti Señor Jesús, creemos que contigo la esperanza renace y el camino sigue».

Como plegaria final, el Papa dijo «Tu, Señor de la vida, aliéntanos en nuestro caminar y repítenos también a nosotros, como a los discípulos la tarde de Pascua, ´La paz esté con ustedes, la paz esté con ustedes, la paz esté con ustedes´».

Francisco impartió la indulgencia plenaria a todos los presentes antes de la bendición «Urbi et Orbi» «Que el Señor nos bendiga a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros y permanezca para siempre, Amén».

Esta bendición es la más solemne que imparte el Papa a la Ciudad de Roma y al mundo entero, sólo se realiza dos veces al año, el día de Navidad y el Domingo de Pascua, las fiestas principales de la fe católica.

Entre vítores y aplausos de los fieles, la celebración concluyó con el homenaje al Papa Francisco de la banda de la gendarmería vaticana.

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