Portada » El «Año Jubilar», un tiempo especial

El «Año Jubilar», un tiempo especial

por Justina Kleine
Año Jubilar 2025

Por Constanza Levaggi – Referente argentino por el Jubileo. Secretaria ejecutiva de la Comisión Episcopal de Catequesis, Animación y Pastoral Bíblica.

El “año jubilar” es un momento de la vida de toda la Iglesia en el que prestamos especial atención a algunos aspectos de nuestra fe. Desde 1470 lo celebramos cada 25 años. El Papa Francisco nos propone, en esta ocasión, ser “peregrinos de la esperanza”. “Ser peregrinos” significa que estamos caminando, no estamos estancados. Nos estamos moviendo y saliendo al encuentro de los demás y al encuentro con Jesús. Y cuando caminamos junto a otros, no caminamos solos. Caminamos porque tenemos esperanza y queremos darla a otros. Tener esperanza no significa quedarse estancados deseando que sucedan cosas mejores en el futuro, significa que hoy mismo creemos y sabemos que una vida llena de Dios es la mejor forma de vivir, por eso caminamos y lo anunciamos a otros. Para esto es necesario tener mucha paciencia, porque también sabemos que lo bueno no sucede siempre ya, cuando uno lo quiere, sino que a veces, lleva su tiempo, lleva un proceso. El “año jubilar” es un tiempo para rezar, reflexionar y promover acciones y procesos que ayuden a vivir una vida llena de Dios. “Este entretejido de esperanza y paciencia muestra claramente cómo la vida cristiana es un camino, que también necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús” (Francisco, La esperanza no defrauda, 5).

Signos de esperanza

Si prestamos atención podremos ver y escuchar que hay mucho bien en el mundo. Los creyentes sabemos que hacer y desear el bien es el amor que el Evangelio nos propone, y cuando nos encontramos con ese bien, con esa bondad, nos encontramos con Dios. Ese bien, eso bueno que vemos, escuchamos, que a veces podemos tocar y sentir, es un “signo” de la presencia de Dios en medio nuestro. Vemos el bien y, a la vez, sabemos y creemos que está presente al amor de Dios. Esto nos da mucha esperanza porque nos ayuda a mirar la realidad, a mirar lo que pasa, de otra manera. Verla como oportunidad de hacer el bien y de anunciar a Jesús. “Los signos de los tiempos, que contienen el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza” (Francisco, La esperanza no defrauda, 10). El Papa nos propone los siguientes signos de esperanza: promover la paz y la vida, visitar reclusos, cuidar enfermos, dar lugar a los jóvenes, acoger a los migrantes, a los ancianos y a los pobres. Todos los cristianos estamos invitados a ser signos de esperanza en esas acciones concretas.

María es un ejemplo de vida llena de esperanza porque le dijo “si” a Dios y a la vida, en una situación muy difícil. Ella sigue estando hoy con nosotros animándonos a vivir esa esperanza. “Por medio de Juan Diego, la Madre de Dios hacía llegar un revolucionario mensaje de esperanza que aún hoy repite a todos los peregrinos y a los fieles: «¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?»” (Francisco, La esperanza no defrauda, 24).

Una oportunidad para vivir llenos del amor de Dios

En la Biblia el “año jubilar” implica un año de justicia. En el Antiguo Testamento, dice que todas las personas que habían perdido su tierra o a sus familiares porque se habían convertido en esclavos, los recuperaban. La tierra es un regalo que Dios da a todos los seres humanos y Dios creó a todas las personas igualmente dignas y con la misma libertad (puede verse Dt 15,1-6 y Lv 25,8-12). En el evangelio según S. Lucas, Jesús comienza su misión diciendo: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lucas 4,18-19). Los principales momentos de este plan de acción de Jesús y de la respuesta de las personas que eligen seguirlo, son: el anuncio de la salvación de Dios (perdón de los pecados, reconciliación) con “apertura universal” (es para todas las personas); Reconocimiento de la acción salvífica de Dios en Jesús (asombro, alegría, agradecimiento, alabanza); Arrepentimiento, conversión y reparación.

Este año jubilar 2025 podemos aprovecharlo como un tiempo especial dedicado a la Reconciliación, a caminar con otros y a tener y dar esperanza. “Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rm 5,5).

Fuente: Revista Comunicarnos Enero/Febrero 2025

Banner antes del título

También te interesará

Dejar comentario

Holaaaaa