Dios le regala a la Iglesia un nuevo Papa: El Papa León XIV. Fue elegido como el nuevo sumo pontífice número 267. El Papa León XIV sucesor del Apóstol San Pedro, fue elegido en el segundo día de cónclave que reunió a 133 cardenales en la Capilla Sixtina.
Prevost nació en Estados Unidos en 1955, ingresó a la Orden de San Agustín en su juventud, impulsado por una vocación misionera que se consolidó con sus estudios de filosofía y teología en la Catholic Theological Union y posteriormente en Roma, donde se doctoró en Derecho Canónico. Fue ordenado sacerdote en 1982, y pronto comenzó una trayectoria que lo llevaría fuera de Estados Unidos, para ponerse al servicio de las periferias.
Sus primeros años ministeriales lo encontraron en Perú. Allí desarrolló una pastoral centrada en la cercanía, la formación de comunidades y la defensa de los derechos humanos, experiencia que marcó profundamente su perfil: un religioso comprometido con la realidad social de América Latina, que aprendió a conjugar el rigor doctrinal con una mirada pastoral atenta a los más vulnerables. Desde 2023, ocupaba el estratégico puesto de prefecto del Dicasterio para los Obispos, un rol que lo convierte en el principal asesor del pontífice en la designación de obispos en todo el mundo.
En sus primeras palabras como Papa de la Iglesia mencionó:
“La paz sea con todos ustedes. Queridas, hermanas, hermanos: Este es el primer saludo de Cristo resucitado, el Buen Pastor que ha dado la vida por el rebaño de Dios. A Dios quiero que este saludo de paz vaya a su corazón de ustedes, de sus familias, de todas las personas donde estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. La paz esté con ustedes”.
Luego añadió:
«Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada, desarmante, humilde y perseverante. proviene de Dios que nos ama a todos incondicionalmente. Todavía conservamos la voz débil pero siempre valiente del Papa Francesco que bendecía a Roma. El Papa que bendecía a Roma daba su bendición al mundo, el que pedía la bendición daba la bendición. Ese día, esa mañana de Pascua, permítanme dar esta misma bendición«.
«Dios los ama a todos, los quiere mucho, y el mal no va a prevalecer. Estamos todos en las manos de Dios. Por tanto, sin miedo, juntos, mano en mano con Dios y entre nosotros, vayamos adelante. Seamos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo tiene necesidad de su luz. La humanidad necesita de Él como el puente para llegar a Dios y a su amor. Anímense unos y otros a todos a construir puentes, uniéndonos todos para ser un solo pueblo, siempre en paz. Gracias al Papa Francesco«.
Continuando agregó:
«Quería agradecer también a todos mis hermanos cardenales que me han elegido para ser sucesor de Pietro y caminar junto a ustedes como una Iglesia unida buscando siempre la paz, la justicia buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo sin miedo para proclamar el Evangelio para ser misioneros«.
«Soy un hijo de San Agustín, Agustiniano, que dijo: `Con vos, soy cristiano y para vos´ podemos todos caminar juntos hacia la patria que Dios nos ha preparado. A la iglesia de Roma le un saludo especial un saludo especial. Que podamos buscar juntos como ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construya puentes, diálogo. Siempre abierta a recibir como en esta plaza con los brazos abiertos para recibir a todos a todos aquellos que tienen la necesidad de nuestra caridad, de nuestra presencia, el diálogo y el amor».
Para concluir enfatizó:
«Y si me permiten también una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú. Donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo. A todos ustedes, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo queremos ser una Iglesia sinodal una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz busca siempre la caridad busca siempre el ser cercano especialmente a aquellos que sufren hoy».
«Hoy, en el día de la Virgen de Pompeya, nuestra Madre María quiere caminar siempre con nosotros, estar cerca de nosotros, ayudarnos con su intercesión y su amor. Ahora quisiera rezar junto a ustedes por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz del mundo. Pidamos esta gracia especial de María, nuestra Madre«.
