En la mañana del Jueves Santo se realizó la Peregrinación Jubilar de los Sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires. El punto de encuentro fue la Iglesia San Ignacio de Loyola. Esta, la primera iglesia más antigua de la ciudad, se convirtió en el punto de partida desde las 9hs.
Allí tomó la voz Mons. García Cuerva, Arzobispo de Buenos Aires, quien hizo uso de la palabra y entregó estolas enviadas desde Roma a los sacerdotes. En su alocución mencionó: “Se propuso la posibilidad de celebrar el jubileo de los sacerdotes haciendo una marcha, una procesión, que en su momento originalmente, se planteaba desde Nuestra Señora de la Piedad, desde los restos de nuestra primera Santa argentina, Mama Antula. El grupo que después quedó en la organización consideró cuestiones logísticas, cuestiones de los sacerdotes mayores, problemas de movilidad y de tránsito, que debíamos hacer algo un poco más acostado. Por eso quisimos comenzar en esta, la Primera Iglesia de Buenos Aires, la más antigua, San Ignacio«.
Luego añadió: “Vamos a hacer nuestra procesión, nuestra peregrinación, desde aquí, con tres paradas: en el Cabildo, donde haremos memoria agradecida por la Iglesia argentina y, especialmente, la Iglesia en Buenos Aires, desde su fundación; después, frente a la Casa Rosada, pidiendo por este presente, por la unidad de los argentinos y por toda la realidad que vivimos tan difícil; y luego, en la puerta de la Catedral, donde rezaremos con esperanza también por nuestro futuro, pidiendo especialmente por las vocaciones«.
Las estolas entregadas a los sacerdotes han sido enviadas por el mismo Santo Padre desde Roma, y bendecidas por el Arzobispo antes de iniciar la caminata. Luego, los sacerdotes iniciaron la peregrinación que contó con tres puntos de paradas: El Cabildo, la Casa Rosada y la Catedral Metropolitana.
En cada uno de los puntos mencionados se realizaron oraciones y bendiciones en un clima de profunda comunión eclesial ante la atenta mirada de los transeúntes, turistas y ciudadanos que se encontraban en las inmediaciones del centro de la ciudad. La catedral metropolitana se convirtió en el punto de finalización donde se realizó la Santa Misa Crismal.
