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La devoción a Maria Auxiliadora en Buenos Aires

por Nelson Espindola

El primero que llamó a la Virgen María con el título de «Auxiliadora» fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en al año 345, el dice: » Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios». Y a lo largo de la historia, hubo otros hitos importantes en relación a esta devoción. Pero sin duda fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad, «No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado»… «Cada ladrillo de esta iglesia – se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863 – es una gracia de la Virgen María»…

Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. «La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana».

Desde esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su obra como «central y sintetizador». La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hacer percibir a María como «Auxiliadora del Pueblo de Dios».

En 1863 Don Bosco comienza la construcción de la iglesia en Turín. Todo su capital era de cuarenta céntimos, y esa fue la primera paga que hizo al constructor. Cinco años más tarde, el 9 de junio de 1868, tuvo lugar la consagración del templo. Lo que sorprendió a Don Bosco primero y luego al mundo entero fue que María Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su patrocinio. Don Bosco llegará a decir: «No existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia».

Hoy, salesianos y salesianas, fieles al espíritu de sus fundadores  y a través de las diversas obras que llevan entre manos siguen proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los pueblos el auxilio que viene de Santa María. Por eso, elegimos conversar con Maria Inés Orsino de la familia Salesiana para que nos cuente acerca de esta presencia Mariana en nuestra Arquidiócesis.

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