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Mons. García Cuerva: «ser cristianos de corazón grande»

por prensa_admin

En el colegio Luján de los Patriotas, el arzobispo de Buenos Aires, se reunió con la comunidad educativa y parroquial.

En su recorrido pastoral de esta primera semana de ministerio, Mons. Jorge García Cuerva estuvo en la parroquia Nuestra Señora del Luján de los Patriotas, en el barrio porteño de Mataderos. Compartió reuniones y la Santa Misa con la comunidad.

«Creo que el gran desafío que tenemos los cristianos de este tiempo es no tener el corazón endurecido y no tener la cabeza cerrada», dijo en su homilía el nuevo arzobispo. «Hoy creo que nuestra sociedad, nuestra ciudad, nuestra iglesia y el mundo necesita cristianos de cabeza grande, cabeza abierta y corazón misericordioso, corazón que se deja conmover por el dolor de los demás», continuó.

Además, Mons. Jorge destacó que «quisiera en esta misa que le pidamos especialmente a Dios que cada uno de nosotros sea cristiano de corazón grande, que perdonemos siempre», porque fuimos los primeros perdonados y amados por Jesús.

Con esta celebración, el nuevo arzobispo porteño y Primado de Argentina, continuó su recorrido pastoral para acompañar las diferentes realidades de la arquidiócesis e ir conociendo a los fieles, sacerdotes y movimientos en este comienzo de ministerio.


Homilía Mons. Jorge García Cuerva – viernes 21 de julio de 2023 – Ntra Sra. del Luján de los Patriotas

En la primera lectura, el faraón, el rey de Egipto, tiene un gran problema. Nos dice hoy en el libro del Éxodo al pasar que tiene el corazón endurecido. Y como tiene el corazón endurecido, no se da cuenta del paso de Dios en la vida del pueblo judío. Y como tiene el corazón endurecido, no deja que el pueblo judío sea libre y no lo deja abandonar Egipto.

En el Evangelio, los que tienen el corazón endurecido son los fariseos, que cuando ven a los discípulos de Jesús arrancar algunas espigas y comer. Ellos, los dueños de la ley, ellos los que se creen los cristianos, perdón, no los cristianos, los religiosos perfectos, ellos que se creen los dueños de las cosas de Dios, se ponen a criticar y se ponen a decir que eso no se puede hacer.

El faraón en la primera lectura y los fariseos en el evangelio son hombres de corazón endurecido, de corazón endurecido y de cabeza cerrada. Por eso el faraón no se deja conmover por el dolor del pueblo judío que está siendo esclavizado. Y por eso los fariseos no pueden tener ni siquiera el sentido común de decir, a ver, los discípulos tienen hambre, ¿cuál es el problema de que arranquen espigas y se las coman?

Pienso en nosotros, creo que el gran desafío que tenemos los cristianos de este tiempo es no tener el corazón endurecido y no tener la cabeza cerrada.

Nos tenemos que parecer a Jesús que nos dice hoy “prefiero la misericordia a los sacrificios”. Nos tenemos que parecer a Jesús que se deja conmover por el dolor de los más pobres y de los que sufren. Nos tenemos que parecer a Jesús que tiene la cabeza tan amplia que no cae en el legalismo de que si se puede o no se puede comer las espigas, que no cae en el legalismo de que si se puede o no se puede en día sábado, que era el día consagrado de los judíos.

Hoy creo que nuestra sociedad, nuestra ciudad, nuestra iglesia, el mundo necesita cristianos de cabeza grande, cabeza abierta y corazón misericordioso, corazón que se deja conmover por el dolor de los demás.

Quisiera en esta misa entonces que le pidamos especialmente a Dios que cada uno de nosotros sea cristiano de corazón grande, que perdonemos siempre. ¿Por qué? Porque nosotros fuimos los primeros perdonados, ¿o no?

Levanten la mano los pecadores.

Los que no levantan son sordos o son la Virgen María.

Todos pecadores, pero al mismo tiempo todos perdonados y amados por Jesús. Por eso tenemos que ser cristianos de corazón grande, cuidado con tener el corazón endurecido como el fariseo, como el faraón, nosotros cristianos de corazón grande.

Y lo segundo, no ser legalistas, No andar complicándole la vida a la gente, demasiado complicada ya es la vida para que le pongamos reglas y reglas y reglas y disposiciones y disposiciones, y esto se puede y esto no se puede,

Pero al mismo tiempo, y termino, no solamente que cada uno de nosotros tenga el corazón grande y la cabeza abierta, también nuestras comunidades, nuestra parroquia, una comunidad grande que recibe a todos, un corazón misericordioso que no condena a nadie.

El Papa Francisco, en un video en febrero de este año, decía que él sueña con que, en cada parroquia, en la puerta, tenga un cartelito que diga entrada libre.

Pidámosle a Dios, aunque no pongamos el cartelito aquí en la puerta, que nuestra comunidad tenga entrada libre, que todos se sientan bien recibidos, que todos se sientan amados, que todos se sientan perdonados y al mismo tiempo que tengamos la cabeza abierta para entrar en diálogo con el mundo, un mundo complicado, que buscamos la verdad entre todos.

Que Dios nos bendiga, que nos regale ese corazón grande y esa cabeza abierta a las realidades de hoy.

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