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Mujer, Jesús está cerca tuyo

por Justina Kleine
Mujer, Jesús está cerca tuyo

En el día en que se conmemora el Día de la Mujer en todo el mundo, reflexionamos sobre la cercanía de Jesús con las mujeres del Evangelio, aquellas que lo acompañaron y compartieron con Él.

Mujer, que das tu SÍ sin reparos, que eres ejemplo de pureza, de alegría, de ternura y cobijo, que acompañas en la pobreza, en el dolor, en la riqueza y las alegrías; recibe a tus hijos por el mundo, acompáñalos en su camino hacia el Padre, recuerda en tu corazón cada momento de nuestra vida filial, acepta la corona de mi reinado celestial. (Lc 1, 26-38)

Mujer, que te arrepentiste de una vida que te alejaba de Dios, vuelve a mí, acepta mi abrazo y mi consuelo, levanta tu mirada y recobra la dignidad que quiero regalarte. Recibe mi sonrisa, anímate a seguirme, trae tu dulzura, tu delicadeza y tu ternura a mi Reino. (Jn 8, 4-11)

Mujer, que confiaste plenamente en que sólo un roces de mi manto bastaría, que te animaste a mirar mis ojos y me regalaste el gozo de reconocerte, de poder llevar tu rostro en mi corazón, que fuiste ejemplo de fe para esa multitud que me rodeaba; deja que le presente al mundo la grandeza de tu pequeñez. (Lc 8, 43-48)

Mujer, que te preocupas por los detalles, que me recibes en tu casa con tantas atenciones, que te inquietas y te aitas porque no me falte nada; calma tu ajetreo y compárteme tu ser, convercemos, cuéntame tu vida, quiero escuchar tus sueños, tus anhelos. Recuerda que no vine a ser servido sino a servir, y quiero servirte de descanso, para que descargues en mi tus miedos y preocupaciones. (Lc 10, 38-40)

Mujer, que me escuchas emblesada a mis pies, que me observas con ternura, a quien nada le será quitado; recibe mi vida para llevarla contigo, recibe mi tiempo para compartirlo, recibe mi visita para disfrutarla. Aquí estoy para ser oídos atentos, mirada tierna y compañía en el silencio para vos. (Lc. 10, 41-42)

Mujer, que corres al sepulcro, que lloras triste mi muerte pero así y todo, esperas mi resurrección, que saltas de alegría al no encontrar mi cuerpo, anuncias a voz en grito la Buena Noticia; toma la fortaleza, toma la esperanza y la caridad, toma la paciencia y abaraza tus virtudes, que con ellas conducirás a tantos a mi Reino. (Lc 24, 1-11)

Mujer, que trabajas, que educas, que creas hogar, que estudias y te formas para ser mejor profesional y mejor persona, que cargas hijos en tu vientre y colaboras en el don de la vida; abraza tu feminidad, tu fecundidad, tu capacidad de entrega y de servicio, porta en alto tu delicadeza, tu ser detallista, tu belleza, tu naturaleza y tu sensibilidad.

¡Mujer, alégrate! Y gracias por tu ser mujer.

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