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Celebración de la cruz en el Hogar Rawson

por Justina Kleine
Celebración de la Cruz en el Hogar Rawson

El Viernes Santo por la mañana, los residentes del Hogar Rawson, en el barrio de Constitución, compartieron la celebración de la cruz en su pequeña capilla, en una ceremonia presidida por el Arzobispo Jorge García Cuerva.

La mañana comenzó con unos tímidos rayos de sol que se aventuraban entre las ramas. Los abuelos fueron llegando uno a uno. Algunos con paso lento pero firme, otros llevados en sus sillas de ruedas. Mientras tanto, comenzaban los preparativos en la capilla y la práctica de los cantos.

Una cruz que da sentido

Luego de leer el Evangelio de la Pasión, el Arzobispo dijo unas palabras a los residentes, trabajadores y visitantes del Hogar Rawson: «Lo que se cumplió es que Jesús en esa cruz cargó todos los dolores de la humanidad, todos los sufrimientos, todas las injusticias, todos los pecados. Jesús fue fiel a la voluntad de Dios hasta el final. Entonces se cumplió la voluntad de Dios, que era entregarse en la cruz por nosotros, habiendo compartido con nosotros todo, todos los dolores, todos los sufrimientos, todas las injusticias. Todo lo que le pasa a los seres humanos, Dios, como es un enamorado de nosotros, Él lo quizo vivir«.

«Pero lo que no podemos perder mirando la cruz de Jesús, es que la cruz no tiene la última palabra. La muerte no tiene la última palabra», resaltó el García Cuerva, y agregó: «Porque el domingo vamos a poder decirnos «Felices Pascuas» y vamos a renovarnos en la esperanza. En la esperanza de que la cruz no nos aplasta. En la esperanza de que, más allá del dolor, de la injusticia, seguimos adelante. En la esperanza de que Dios venció a la muerte para siempre. Por lo tanto, aún nuestros dolores tienen sentido«.

Las enseñanzas de María en la cruz

También recordó la presencia de la Virgen María a los pies de la cruz, y destacó algunas enseñanzas que deja la Madre de Dios en ese momento de dolor: «Me parece que nos puede dar a nosotros una pequeña receta de cómo aguantar momentos terribles. Lo primero, en los momentos de dolor y de sufrimiento hay que saber acompañarse y pedir ayuda. Lo segundo, la Virgen se quedó silencio. Porque a veces el dolor, la cruz, el sufrimiento, no tiene explicación. Y lo tercero, en ese momento terrible, la Virgen se debe haber acordado de las palabras del Ángel de Gabriel 30 años antes: ‘Para Dios no hya nada imposible‘».

Abrazados a la cruz

La celebración continuó con la adoración de la cruz. El Arzobispo se acercó a cada uno de los abuelos para que puedieran abrazar y besar la cruz de Jesús. Sus miradas, llenas de historias y experiencias pasadas, se emocionaron al tocar y besar los pies de Jesús crucificado.

Mons. García Cuerva también recorrió las habitaciones de los residentes con dificultades de movilidad. La Cruz de Jesús se pudo hacer presente frente a cada uno de los abuelos y trabajadores del Hogar. El mensaje era claro: «En Jesús, todo está cumplido. Hizo todo porque te ama. Entregó su vida porque te ama. Y más allá del dolor que nos provoca ver esta cruz, también eso tiene que ser una caricia al alma. Hay un Dios que te ama mucho para el que sos muy importante y por eso entrega la vida por vos«.

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